Lezama ha cerrado definitivamente una etapa. Julen Masach y Kike Liñero rescindieron ayer sus contratos con el Athletic, poniendo fin a los movimientos iniciados con la dimisión de Koldo Asua el pasado mes de junio y que dejan como resultado un organigrama totalmente diferente al que diseñó Fernando García Macua tras su llegada a Ibaigane.

No queda, de hecho, ninguno de los hombres que dirigían la cantera rojiblanca desde hacía dos años. Joseba Intxaurraga y Luis Solar hicieron las maletas en julio y Masach y Liñero, cuya posición había quedado muy tocada desde entonces, han seguido el mismo camino.

El tsunami que ha barrido Lezama dio su primer aviso el pasado mes de junio -aunque ya el verano pasado Julen Masach había amagado con abandonar el club para después reconsiderar su decisión-, cuando Koldo Asua, hasta entonces responsable del área de atención al jugador, presesentaba su dimisión, descontento con la política que se estaba siguiendo en Lezama.

Fernando García Macua consiguió frenar temporalmente la marcha de Asua -muy apreciado en todos los estamentos del club-, pero las reuniones de la directiva no dieron resultado aparente y uno de los pocos supervivientes de la era Lamikiz acabó marchándose. Cuando parecía que Asua iba a ser la única víctima de la batalla que se estaba viviendo en la organización deportiva de la entidad, llegaron más bajas. En ambos bandos.

Los cambios

Primero fue Joseba Intxaurraga, el gran valedor de Solar y Masach, el que presentó su dimisión a sus compañeros de directiva. Apenas cuatro días más tarde, la directiva cesaba a Kike Liñero, que era sustituído al frente del Bilbao Athletic por Luis de la Fuente. El técnico había conseguido sobrevivir un año antes, cuando Masach y Solar pidideron su cabeza, pero no en esta ocasión.

Llegó después el turno de Luis Solar. Las noticias sobre la búsqueda de un nuevo responsable de la cantera se sucedían cuando, el siete de julio, se dio el primer paso para el relevo con la marcha del hasta entonces coordinador general de Lezama. Las negociaciones con José Mari Amorrortu, el hombre elegido por la directiva, no fructificaron y, finalmente, fue Jabo Irureta el que desembarcó en Bilbo, a mediados de julio. Fue nombrado director del Área Deportiva del club, para hacerse cargo de la dirección, gestión y planificación de Lezama así como para ejercer labores de asesor de la directiva en todos los ámbitos relacionados con el área deportiva de la entidad rojiblanca.

Manolo Delgado Meco se convirtió pronto en su mano derecha, lo que debilitó definitivamente la posición de Julen Masach, hasta entonces responsable de la dirección técnica de Lezama. Se especuló incluso con que pudiera fichar por el Valencia, donde Unai Emery quería incorporarle a su nuevo proyecto, pero esa vía no fructificó y Masach ha permanecido otros dos meses en el club bilbaino sin, aparentemente, una función relevante.

Una situación similar a la de Kike Liñero desde que fuera apartado del banquillo del Bilbao Athletic. Una vez rescindidos sus contratos, ambos deberán sacarse la espinita lejos del Athletic, que ayer quiso agradecerles en una nota pública «su aportación y les desea lo mejor en su futuro profesional».