El último informe sobre los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales en el Estado francés, elaborado por la Seguridad Social, confirma una mayor incidencia en la salud de las peores condiciones de trabajo, lo que conlleva un aumento de las enfermedades profesionales y un incremento de los accidentes de trabajo.

Eurostat ha publicado recientemente que 27 millones de trabajadores de la Unión Europea sufren accidentes y problemas de salud laboral, a la vez que otros 137 millones de trabajadores están expuestos a riesgos cada día de trabajo. Según la Seguridad Social francesa, «el número de accidentes en 2008 ha disminuido en un 2,2% en relación a 2007», pero el índice de frecuencia de los mismos se ha situado en «un nivel inédito de 38 accidentes de trabajo por cada 1.000 asalariados». También reconoce que en el cuarto trimestre del año pasado se produjo un repunte de la siniestralidad del 2,8% que -como se expone en el informe- tiene mucho que ver con el hecho de que en los procesos de crisis económica en los centros de trabajo «se relajan las medidas de prevención y protección de los empleados».

Tal es así que las enfermedades profesionales aumentaron en un 3,6% en 2008 hasta registrar 45.411 casos. Supone, en este sentido, un incremento del 23,1% respecto a 2004. En un quinquenio en el Estado francés han aflorado 8.540 casos de enfermedades profesionales. En el Estado español los registros de enfermedades profesionales no marcan esa tendencia, aunque esto no está motivado porque la seguridad y la salud de los trabajadres sea mejor que en el Estado francés, como se analiza en el trabajo de la Seguridad Social francesa, sino porque se produce un elevado fraude e infradeclaración de enfermedades profesionales. En este sentido, en 2008 en el Estado español se registraron 18.700 casos de enfermedades profesionales, de ellas 6.774 no causaron baja laboral. Sin embargo, diferentes estudios que desde el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, dependiente de CCOO, confirman que cada año fallecen en el Estado español 14.000 hombres y 2.000 mujeres por enfermedades contraídas en su trabajo. Más de la mitad de esos fallecimientos tienen que ver con el cáncer laboral. Sin embargo, las estadísticas oficiales españolas no registran más de cinco muertes por año debido a las enfermedades profesionales.

El estudio francés confirma que en 2008 fallecieron 425 personas por patologías ligadas a su puesto de trabajo, un 1,2% más que un año antes, y determina que se perdieron por las enfermedades profesionales más de 8,7 millones de jornadas laborales.

Articulaciones y amianto

Las afecciones de las articulaciones representan el 74,2% de las bajas por enfermedad profesional. Después, lejos de ese porcentaje, se asoman las afecciones provocadas por las fibras de amianto, que generan el 10,1% de las bajas y otro 2% por cánceres broncopulmonares derivados del daño del amianto.

El amianto tiene una incidencia en las patologías del 12,1% entre la población ocupada francesa en cuanto a enfermedades profesionales, que es un procentaje bastante elevado, ya que en este caso hay que dejar claro que este mineral cancerígeno está prohibido en el Estado francés desde hace una veintena de años. Pero siguen apareciendo afectados.

Otro 5,1% de enfermedades profesionales deviene de afecciones lumbares, por trabajos en posturas forzadas.

Por sectores de actividad, la mayor pérdida de jornadas se producen en el subsector de Servicios, Comercio e Industria de Alimentación, que registró una pérdida de 1,88 millones de jornadas en 2008, lo que supuso un incremento del 24% respecto al año anterior. En el sector Metalúrgico la pérdida de jornadas alcanzó 1,16 millones, lo que supuso un 19% más que en 2007. Aunque el mayor incremento de jornadas perdidas por enfermedad se registró en la Construcción, con un 23%, hasta las 983.045 jornadas.

Las enfermedades profesionales no cesan en la UE. Los datos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo indican que al año fallecen 167.000 personas por culpa del trabajo, de ellas 158.500 mueren por dolencias y patologías adquiridas durante la vida laboral. Años y años trabajando sin seguridad y sin garantizar la salud llevan a una parte muy importante de la población ocupada europea a sufrir.