La Birmania de la que Monique Salaber se enamoró
El Museo Asiática de Biarritz acoge hasta el día 30 de este mes una exposición de fotografías de Monique Salaber que, bajo el título «La ruta de Mandalay-Recuerdos birmanos, 1976-1983», resume las instantáneas obtenidas por esta fotoreportera durante su estancia en Myanmar.
Clemencia Labrouche | BIARRITZ
Desde 1956, el diseño de dibujos para tapices y la fotografía son las dos pasiones de Monique Salaber. Esta fotógrafa, que trabajó durante largo tiempo con la agencia Gamma, además de colaborar con el diario «Le Figaro», ha residido gran parte de su vida en el extranjero. Sin embargo, cuando, en 1975, descubrió por primera vez Birmania, no puede dejar de admitir, incluso en la actualidad, que se encontró con «un mundo que no existía en ninguna otra parte». Este flechazo se convirtió en auténtica pasión, que se plasmó en la realización de viajes continuos a este país del sudeste asiático. Salaber viajó dos veces al mes, entre 1976 y 1983, a la convulsa Muyanmar.
Esta experiencia extraordinaria, se resume en las 45 fotografías en color que cuelgan en las paredes del Museo Asiática. Sobre este país, portada de los medios de comunicación cada cierto tiempo, debido a las protestas contra la dictadura militar instalada desde los años 60, Salaber quiere dar a conocer otra faceta, «dar a conocer un pueblo que aspira a abrirse al exterior, pero intentando conservar, a la vez, su integridad en medio de una Asia que ya la ha perdido».
Birmania, mencionada en las crónicas de Marco Polo, narrada por Rudyard Kipling o idealizada por Joseph Kesse, para el resto de todos nosotros es un país misterioso. La fotógrafa recuerda que cuando llegó allí, se encontró con «un pueblo que no tenía radio, ni tampoco televisión: era un pueblo que vivía bajo las leyes del budismo. El trabajo sirve para alimentar a la familia y es un objetivo, un deber, lejos de cualquier concepto de enriquecimiento». A través de esta exposición, Monique Salaber ha tratado de enseñar «la vida rural y la calidad de estas personas que, a pesar de que la evolución de los tiempos, no cambian».
Las fotografías se agrupan por temas: la belleza de la naturaleza (paisajes y retratos), el arte monumental que data de los siglos X y XII, las costumbres religiosas, la vida rural (mercados, vida cotidiana en el campo), la artesanía (lacados, pan de oro, el trabajo en plata) o el origen étnico (con etnias como los pao, palaung, shan, padaung o karen, de los que se ha vuelto a hablar hace poco). Y, tal vez, quién sabe, si usted visita la exposición, hasta puede llegar a hablar con Monique Salaber en este curioso museo, situada en la calle Guy Petit de la localidad costera labortana.
La fotoperiodista, que trabajó durante muchos años para Gamma, descubrió el país del sudeste asiático en 1975. Durante varios años, viajó hasta dos veces al mes a este «mundo que no existía en ninguna otra parte».
«Cuando llegué allí vi que era un pueblo que no conocía la radio, ni tampoco la televisión. Vivían según las leyes del budismo. El trabajo era un objetivo, un deber, lejos de cualquier concepto de enriquecimiento».