Iñaki LEKUONA Periodista
Sin cambiar de rumbo
Después de haber hundido su barco en las últimas elecciones europeas, el náufrago François Bayrou cree haber divisado tierra. No había dicho esta boca hambrienta es mía desde que su Modem chocó con un hielo a la deriva de nombre Nicolas, un iceberg que creyó más pequeño de lo que es en realidad y que en realidad nunca vio venir. Ciego como está de soberbia, este bearnés profesor de Historia empeñado en protagonizar algún día las páginas de los libros de texto, se fue a pique en una noche oscura en la que también zozobraron los socialistas.
Se dice de centro, pero cualquiera que siga la estela de su recorrido político sabe que François Bayrou gusta de virar a estribor, porque allí, en las aguas del conservadurismo, este católico padre de seis hijos, abuelo múltiple y jacobino disfrazado de federalista europeo, se siente como pez en el agua. Sus amoríos con la derecha tradicional francesa le llevaron a probar las mieles del poder en el gobierno de París, pero aquel romance acabó. Su partido hizo aguas cuando Sarkozy le robó a parte de su tripulación y ahora, herido en su orgullo, se vuelve hacia el partido socialista con los ojos puestos en las elecciones regionales de 2010 y, por su puesto, en las presidenciales de 2012.
Aseguran los socialistas que lo que quieren con la ayuda del Modem es virar a babor la política del Estado. Si alguien dudaba de la sinceridad del partido socialista respecto a un eventual giro a la izquierda, ya puede disipar todas sus brumas mentales, porque el horizonte queda diáfano con la incorporación de François Barou al proyecto: se divisa a lo lejos un viraje a babor, pero de 360 grados, exactamente para no cambiar de rumbo.