Histórica visita a los campamentos saharauis de Tinduf
El ACNUR pulsa la «dramática» y «muy difícil» situación de los refugiados
Después de 33 años, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, viajó ayer a los campamentos de Tinduf para conocer de primera mano las necesidades de los refugiados saharauis establecidos allí tras la ocupación marroquí del Sahara Occidental en 1975 y que dependen totalmente de la ayuda internacional. Calificó de «verdaderamente dramática» y de «muy difícil» su situación, y apeló a la solidaridad de la comunidad internacional, que los tiene olvidados.
GARA | TINDUF
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, afirmó ayer que los refugiados saharauis sufren desde hace ya 34 años «una situación muy difícil», que necesita de la solidaridad de la comunidad internacional en espera de una «solución política» al conflicto del Sahara.
Guterres llegó ayer por la tarde a los campamentos saharauis del sur argelino en lo que representa la primera visita a la zona de un máximo responsable del Alto Comité de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en los últimos 33 años.
El alto comisionado fue recibido en el campo 27 de febrero por el primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Abdelkader Taleb Omar, junto a otros representantes saharauis y de la población refugiada.
«Realizamos cada año, en una fecha simbólica desde el punto de vista religioso, una gira de solidaridad con los refugiados y este año optamos por los saharauis, que sufren desde 1975 una situación muy difícil y muy dura que interpela a la solidaridad de la comunidad internacional», dijo Guterres a los periodistas a su llegada a los campamentos.
El responsable del ACNUR recordó las visitas efectuadas en ese mismo marco en los últimos años a la República Democrática del Congo y a Irak y señaló que su organización «no puede intervenir en la resolución de una cuestión política, pero debe actuar siempre en búsqueda de respuestas a las cuestiones humanitarias en espera de la solución política a una situación tan larga de exilio».
«Reconocemos que no hemos hecho lo suficiente, los saharauis han estado bastante olvidados durante mucho tiempo por la comunidad internacional e, incluso, por nosotros mismos», afirmó.
Desde 1976, cuando el entonces alto comisionado para los Refugiados, el iraní Sadruddin Aga Khan, viajó al suroeste argelino poco después de que se establecieran allí los saharauis tras la ocupación marroquí del Sahara Occidental, ningún otro máximo responsable del ACNUR había visitado los campamentos de refugiados.
Compromiso humanitario
En declaraciones a EFE, el primer ministro saharaui valoró positivamente la visita de Antonio Guterres y explicó que éste se ha comprometido a trabajar para incrementar la ayuda humanitaria y potenciar el programa de acercamiento familiar que lleva a cabo el ACNUR.
«Un mayor compromiso en el aspecto humanitario ayuda a crear las condiciones de confianza necesarias para avanzar en las negociaciones» entre Marruecos y el Frente Polisario impulsadas por la ONU, señaló Taleb Omar, quien resaltó también que la visita del alto comisionado «arroja luz sobre la dura realidad que viven los saharauis desde hace ya 34 años».
El primer ministro valoró igualmente de forma positiva lo que consideró el cambio de postura en los últimos meses de los gobiernos francés y español, que, según manifestó, «han dejado de apoyar explícitamente la posición marroquí», y consideró que la primera ronda de contactos informales entre el Frente Polisario y Marruecos del pasado agosto en Viena ha servido para »desbloquear la situación» con el fin de retomar las negociaciones.
Taleb Omar pidió a Guterres que ayude a resolver el problema de la ausencia de un «stock» de seguridad alimentaria en los campamentos y que se refuerce también por vía terrestre y aérea el programa de acercamiento familiar del ACNUR.
El alto comisionado visitó ayer varias escuelas y cooperativas de artesanía de los campamentos y se reunió con otros dirigentes saharauis, así como con los responsables del ACNUR y la ONU en la zona.
Asimismo, inauguró la sede de un tribunal de justicia financiado por su organización y por la noche estaba prevista su asistencia a la cena de ruptura del ayuno de Ramadán ofrecida por el presidente saharaui, Mohamed Abdelaziz.
Visita a Esmara
El alto comisionado visitará hoy el campamento de Esmara, donde mantendrá un encuentro con los llamados «notables» saharauis (ancianos líderes tribales) y acudirá también un centro de distribución de alimentos y a un dispensario médico.
Guterres, que consideró «verdaderamente dramática» la situación de los refugiados, anunció que el ACNUR está inten- tando movilizar recursos para las situaciones más olvidadas por la comunidad internacional, entre las que incluyó la de los saharauis.
«Queremos discutir con los saharauis la mejor forma de responder a sus verdaderas necesidades y ver cómo podemos reorganizar nuestra actividad», afirmó.
Hoy por la tarde, Guterres proseguirá su gira en Rabat y después viajará a Rabat y El Aiún, capital del Sahara Occidental ocupado por Marruecos.
El ACNUR había hecho un llamamiento para contribuir con alrededor de seis millones de dólares para asistir a los refugiados saharauis, pero a finales de julio sólo se habían aportado el 44%, unos 2,66 millones de dólares, según una fuente de la ONU.
La retirada española en 1975, llevó al rey alauí Hassan II, a organizar la «marcha verde» sobre el Sahara, un operativo que movilizó a 350.000 marroquíes que cruzaron la frontera del sur y que acabó con la ocupación y anexión del Sahara Occidental.
La «marcha verde» provocó el éxodo de decenas de miles de saharauis. Cerca de 200.000 acabaron instalándose en Tinduf, un pedazo de desierto inhóspito de Argelia, donde viven desde hace treinta y cuatro años con la esperanza de regresar a su tierra.
La Asociación de Mujeres Saharauis en el Estado español y el Departamento de Derechos Humanos de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis han denunciado la muerte el pasado sábado de una mujer saharaui y de su hija en la ciudad ocupada de Dajla (Sahara Occidental) a manos de un colono marroquí.
El Ministerio de los Territorios Ocupados y de la Comunidad Saharaui en el Extranjero informó de que el colono marroquí trabajaba de pastor para la familia saharaui, cuando mató a Salma Abdalahi golpeándola con piedras en la cabeza y a su hija Damba, a la que degolló y apuñaló por la espalda con un arma blanca. El colono marroquí, según la misma fuente, violó a la joven saharaui antes de matarla, y luego abandonó los dos cadáveres desnudos tras arrastrarlos fuera de su jaima.
Desde el domingo, la ciudad de Dajla está sometida a un riguroso control militar y policial marroquí, pero las fuertes medidas de seguridad no han impedido la realización de varias manifestaciones para condenar estos hecho y reivindicar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, en la que se enarbolaron banderas de la RASD. En estas manifestaciones se exigió también la retirada de las fuerzas de ocupación de todo el territorio saharaui.
Algunos barrios de la ciudad se encuentran sometidos a un asedio sin precedentes y activistas de derechos humanos están permanentemente vigilados y acosados por las fuerzas marroquíes, que les impiden el libre desplazamiento y han registrado y allanado sus viviendas.
Estos activistas han denunciado que tras las movilizaciones de repudio por lo ocurrido, las autoridades marroquíes están tratando de comprar el dolor de la familia con falsas promesas económicas para que olviden la muerte de las dos mujeres y se evite la prolongación del estallido antimarroquí.
Además, han hecho un llamamiento a las organizaciones internacionales y a la comunidad occidental para que presionen con el fin de lograr el fin de bloqueo de la ciudad.GARA
El 14 de noviembre de 1985, el comité de descolonización de la ONU reconoció el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y promovió un referéndum que todavía no ha podido realizarse debido a la oposición de Marruecos.