El veterano actor Omar Shariff fue ayer el protagonista de la Mostra de Venecia, donde, a sus 77 años, presentó una película a competición, «El Mosafer» (The traveller), y dio toda una lección de dignidad y profesionalidad.

Shariff, que interpreta al protagonista de la película, Hassan, en su vejez, demostró que el paso de los años no tiene por qué ser un proceso amargo para las estrellas cinematográficas, que habitualmente se niegan a aceptarlo. «En la vida he borrado todas las cosas de mi pasado. He llegado a una edad importante. Puedo decir cosas que quizás ustedes algún día podrán llegar a decir», afirmó el actor egipcio.

A sus 77 años -casi 78, como él mismo precisó- considera que «mirar hacia el futuro es cosa de jóvenes» mientras que «pensar en el pasado no tiene sentido». «A mi edad una persona debe vivir cada instante presente, porque para mí cada instante es el último de mi vida. No sabes cuánto tiempo más tienes y hablar del pasado es inútil», afirmó sin ningún tipo de lamento el actor.

Revolución cubana

Los logros de la revolución cubana que lideró hace ahora más de cincuenta años Fidel Castro fueron ayer también de La Mostra con el documental «L'Oro di Cuba» («El oro de Cuba»), del italiano Giuliano Montaldo. La cinta, producida por la televisión pública italiana, Rai, recoge en 74 minutos los testimonios de personajes de la vida cultural y social cubana que hablan de la actual situación del país y de los cambios en positivo que se han producido desde la llegada al poder de Castro en 1959.

Sentimientos e intriga

Aparentemente inspirado por el título de su película, el italiano Giuseppe Capotondi ofrece en «La doppia ora» («La hora doble») dos raciones de sentimientos e intriga que sobrecogen al espectador en una cinta que también se presentó ayer. Forma parte de la competición oficial y rompe con los esquemas de ese cine italiano que hasta ahora se ha podido ver en la ciudad de los canales, basado en un repaso a la historia del siglo XX o en una narración intimista de los sentimientos. Capotondi, con un amplio bagaje en la dirección de vídeos musicales, plantea en este su debut en largometraje, una propuesta distinta que juega al despiste con el espectador, ofreciendo pistas que le llevan en sentido contrario al de la verdadera trama.