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De todo aquello que se quedó entre las urgencias, aparecieron las nuevas tendencias

FiraTàrrega se despidió de una edición en la que casi nadie se pone de acuerdo. ¿Hubo más o menos visitantes que el año anterior? Los datos oficiales aseguran que han aumentado la venta de entradas y las plazas de camping.
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Carlos GIL | TÀRREGA

Decían los viejos cómicos: «Con el primer cohete, haz las maletas y vete». Eran tiempos en los que la pirotecnia se utilizaba para despedir las fiestas. Ahora sirven para recibir a los feriantes, para culminar estrenos inaugurales, como lenguaje añadido para casi todas las expresiones de teatro de calle de mediano y gran formato. Los datos de ocupación de los espacios controlados, es decir, aquellos en los que, aunque sea de manera simbólica, se debía pagar entrada, es bastante superior al año anterior. También el número de campistas. Este último dato ayuda a comprender la dimensión festiva de esta cita de cultura popular.

El concepto de teatro de calle, al menos en los movimientos de mayor enjundia, ha ido variando, y ahora las propuestas multidisciplinares han cambiado muchos de los paradigmas. La crisis, por otro lado, ha ido incidiendo en el menor número de espectáculos de gran formato. Por ello, y consecuente con la realidad actual, la edición recién acabada nos ha ido mostrando algunas de las tendencias.

Se podría asegurar que la calle va perdiendo preponderancia en el cómputo general de la programación, pero han existido animaciones, pasacalles, espectáculos frontales de gran potencia visual y que necesitan los espacios abiertos, pero junto a ellos se han ido habilitando otros espacios en donde la calle es una circunstancia, no un elemento fundamental. Casi toda la danza que hemos visto, han sido propuestas que se podían ver y disfrutar en un espacio cerrado.

Descentralización

La dirección artística actual ha ido buscando nuevos espacios, conceptos más redondeados en donde cupieran algunas de las obras de difícil ubicación. Esto ha servido, a la vez, para descentralizar la oferta y este año, en lo denominado «Blanc!», presentado en un parque, se han visto deliciosos trabajos, pequeños o medianos, muy poéticos que requieren de otro ambiente. Una opción interesante. Tàrrega es quizás la única feria en donde el concepto de oferta y demanda funciona de manera absoluta. Es la menos protectora económicamente para los actuantes, pero entre las ayudas de sus comunidades, y la asistencia numerosa de programadores, es una de las inversiones más rentables o con máximas expectativas. De tal manera que dos espacios están gestionados por empresas cuya relación con la Fira es estructural no económica y con trabajos de sumo interés. Es un auténtico mercado en donde la simple posibilidad de estar anunciado ya es positivo. Para muchos programadores estos cuatro días son el alimento de muchos meses.

No podemos dar datos de la incidencia de los trabajos presentados bajo el programa «Euskal Teatroa». Blanca Arrieta por problemas de salud no acudió a la cita. «Rezikletas» tuvo contactos y buenas perspectivas. «Ados» confirmó su opción. Lo que hace falta es que el Gobierno vasco defina qué quiere hacer en Tàrrega en los próximos años. Este año terminó un ciclo.

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