El próximo 1 de octubre el llamado grupo 5+1 (las cinco potencias de la ONU con derecho a veto más Alemania) tiene una cita con Irán para debatir las propuestas de este último. Según Said Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nuclear, Irán está dispuesto a negociar en aras a la cooperación y el entendimiento. Lo cierto es que, si bien el portavoz de Exteriores iraní, Hassan Ghashghavi, dejó claro ayer que su país en ningún caso piensa renunciar a su «inalienable derecho» a seguir adelante con su programa nuclear, el secretario de Energía estadounidense, Steven Chu, afirmó que la iniciativa de Irán supone un paso importante. Israel, por su parte, como era de esperar, insiste en el endurecimiento de las sanciones contra Irán; sin embargo, la reflexión debería sustituir a las políticas de intereses económicos y geoestratégicos en una cuestión como el desarme nuclear. Y no resulta precisamente irracional que quienes adornan de «paz mundial» sus discursos se avengan a lograr a un compromiso que incluya la destrucción de los arsenales nuclerares, de los realmente existentes. El principal obstáculo para ello no parece ser Irán.