La gobernante coalición de centro izquierda saliente conservó «in extremis» la mayoría en el Parlamento noruego en las elecciones legislativas celebradas ayer, según los primeros resultados oficiales tras el recuento de alrededor de dos tercios de las papeletas de voto. Si los resultados se confirman, el primer ministro, Jens Stoltenberg, sería el primero en ser reelegido en el país escandinavo.

La coalición liderada por el Partido Laborista, que tiene como aliados a socialistas y centristas, habría logrado 87 de los 169 escaños parlamentarios -62 de ellos para los laboristas-, según las proyecciones oficiales tras el escrutinio del 63,8% de los votos. La oposición de derecha habría obtenido 82 escaños, 40 de los cuales corresponderían al populista Partido del Progreso. La mayoría absoluta son 85 representantes.

En las anteriores legislativas, en 2005, la coalición de centro izquierda consiguió 87 asientos.

Los responsables de la coalición gubernamental saliente acogieron los primeros resultados con mucha prudencia.

«Son buenos resultados, pero es necesario conservar la sangre fría», declaró Raymond Johansen, presidente del Partido Laborista, la principal formación del país, al conocer los sondeos a pie de urna, que daban a la coalición gubernamental entre 85 y 87 representantes.

«No podemos decir nada concreto sobre los resultados», indicó Kristin Halvorsen, líder del partido de Izquierda Socialista, «pero la victoria parece estar a nuestro alcance», añadió.

Los partidos de la oposición se negaron a hacer valoraciones hasta tener los resultados definitivos.

Estado del bienestar

En el poder desde 2005, el Gobierno de centro izquierda centró su campaña en la promesa de reforzar el Estado del bienestar -se niega a tocar los impuestos para mantener la calidad de los servicios sociales- y defender el empleo en este país escandinavo con una riqueza petrolera cada vez mayor.

Stoltenberg se congratula de haber ayudado a Noruega a superar la crisis económica sin utilizar su riqueza petrolera.

Quinto exportador mundial de petróleo y tercer exportador mundial de gas, Noruega constituyó uno de los mayores fondos soberanos del mundo. A finales de junio, ese fondo petrolero sumaba 277.000 millones de euros. El país tiene una de la menores tasas de paro de Europa (3%).

La oposición de derecha, por su parte, ha ido ganando apoyo popular al comprometerse a rebajar de forma considerable los altos impuestos noruegos y a reforzar las leyes contra la inmigración, y apostar por las privatizaciones. «No vamos a des- mantelar el Estado del bienestar», afirmó, no obstante, la aspirante del Partido Conservador al cargo de primera ministra, su presidenta, Erna Solberg, cuyo partido se había mostrado por primera vez abierto a llegar a acuerdos con el populista Partido del Progreso.

Éste, principal formación de la oposición, denuncia, en particular, una «islamización rampante» de la sociedad y preconiza el traslado a campamentos en África de los solicitantes de asilo llegados ya a Noruega.

La jornada electoral se presentaba con un resultado incierto por lo apretado de los pronósticos entre la coalición gubernamental de centro izquierda y la oposición de derecha. El Gobierno se enfrentaba a una dividida oposición, incapaz de presentar un frente unido, pero aún así los sondeos apuntaban a que la coalición de Gobierno se arriesgaba a perder su mayoría absoluta, que finalmente revalidó.

El Partido del Progreso se ha mostrado siempre dispuesto a pactar con los otros grupos de la oposición, pero ha chocado con la negativa de democristianos y liberales, contrarios a su tono duro en el debate sobre política de inmigración y asilo. Los conservadores han contemplado todas las posibilidades, con la esperanza de que la suma de sus votos con los de democristianos y liberales superase a la de los la coalición de Gobierno.