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«Aquí ya no matan cabras para grabar vídeos educativos, ¿no?»

Hubo un tiempo en el que en las instalaciones de Berrozi se mataban cabras para aleccionar a los agentes sobre los efectos de sus disparos en seres vivos. Juan María Atutxa primero defendió la medida y luego dijo que no se repetiría, pero no pudimos preguntarlo.

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Iñaki IRIONDO I

En Berrozi todo ha sido oscuro desde que el primer Gobierno de Garaikoetxea compró el pueblo abandonado para iniciar allí la instrucción de una veintena de jóvenes jeltzales que se convertirían en el embrión de la Ertzaintza o en «una policía dentro de la policía», como recuerdan agentes de las primeras promociones. Y, desde luego, no todo se hizo de acuerdo a la legalidad. Probablemente, la decisión de bordear los lindes de la ley tuviera una explicación cuando se puso en marcha la Ertzaintza, como la tuvo para impulsar EiTB. Menos claro está que la ley se vulnere matando cabras.

En 1997 trascendió que las unidades de élite que se entrenaban en Berrozi efectuaban ejercicios de tiro matando animales vivos. El consejero de Interior, Juan María Atutxa, explicó que no se trataba de prácticas de puntería, sino de conocer los efectos de los distintos tipos de munición sobre «cuerpos vivos en tensión» para apreciar la «capacidad de reacción y de movimiento tras los impactos». Las pruebas se grababan en vídeo y se empleaban luego para la instrucción de los agentes en «su perfeccionamiento profesional, el conocimiento de los efectos que producen las armas y las municiones que van a utilizar en su servicio real en un cuerpo vivo, a la vez que sirve de mentalización, tanto para valorar antes de disparar como después de recibir un disparo. En definitiva, se trata de salvar vidas». El problema es que para cuando se conoció la noticia ya habían matado 19 cabras (¿no podían repetir el vídeo anterior?) que, según el consejero, donaban voluntariamente los pastores que utilizaban los pastos de la finca de entre aquellos animales que debían sacrificar. Atutxa anunció que continuaría con la práctica que se amparaba en una orden del Departamento de Agricultura y Pesca de Lakua sobre animales «utilizados para la experimentación y otros fines científicos». Luego se vio que no se respetaba ninguna de las condiciones puestas en la orden, por lo que el consejero de Interior aseguró que acabaría con los «experimentos educativos».

GARA, vetado en la visita a Berrozi

El Departamento de Interior organizó ayer una visita guiada para parlamentarios y algunos medios de comunicación por Berrozi. Primero se anunció que abrían las puertas del secreto mejor guardado por la Ertzaintza -una muestra más de la política de transparencia del nuevo Gobierno- pero luego resultó que todo se redujo a una exhibición de fuerza, habilidad y pirotecnia en el campo de tiro. Un espectáculo de esos para dejar boquiabiertos a los espectadores.

En Berrozi entrenan los componentes de la Unidad de Protección e Intervención (una especie de GEOs autonómicos que también efectúan labores de escolta), los de Desactivación de Explosivos y la Unidad Canina. Pero sus miembros (unos 350, según cifra ofrecida en su día en el Parlamento) están repartidos por los tres herrialdes con retenes en Oiartzun, Iurreta y Arkaute.

Nadie es tan ingenuo como para pensar que una jornada de puertas abiertas no se organiza sin haber limpiado previamente bien toda la casa, pero ya que se había publicitado el acto, también GARA tenía interés en acudir al mismo. Siquiera para preguntar si, como había prometido Atutxa, ya no se sacrificaban animales, pudiendo así quedar limpia esa mancha en el historial de la instalación. O para que nos confirmaran que con las obras que se hicieron los polvorines son ahora seguros y no explotan como ocurrió el 23 de julio de 2003.

Pero, puestos en contacto con el Departamento, sus responsables nos comunicaron que la visita era restringida y que GARA -mira qué mala suerte- no estaba entre los elegidos. Tampoco «Berria». Debía haber en Berrozi algo no apto para nuestros ojos.

En su libro «Ertzantza ¿Héroes o villanos?», Txema Ramírez cuenta que «Berrozi ha sido tradicionalmente en Araba lo que Lepe para los andaluces, el pretexto para infinidad de chistes. El dicho, `eres mas tonto que los de Berrozi' sirve como punto redondo a crispadas conversaciones o encendidas polémicas». Eso era, claro, antes de que el pueblo quedara abandonado y lo comprara el Gobierno de Lakua. Luego, entre otras cosas, mataban cabras. Ahora esperemos que no.

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