Obama tienta a Rusia al abortar el escudo
La renuncia de Barack Obama a construir un escudo antimisiles en Europa Central, anunciada ayer de forma oficial por el presidente norteamericano, no ha supuesto ninguna sorpresa. De hecho, la decisi�n debe entenderse como el �nico camino posible para hacer viable la apuesta por el nuevo tiempo que Obama hab�a anunciado para las relaciones entre ambas potencias, enfriadas hasta el extremo en tiempos del anterior inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, precisamente por sus pretensiones militares expansionistas en la vieja Europa a las mismas puertas de Rusia. Por lo tanto, abortar este ambicioso plan que data de los tiempos de Reagan supone en s� mismo un gesto importante, que Obama ha reforzado haciendo referencia tanto a la ausencia de garant�as efectivas con respecto a su efectividad en los planos tecnol�gico y militar, como a su desproporcionado costo econ�mico en plena �poca de crisis. De hecho, este �ltimo podr�a ser, en opini�n de muchos expertos, el verdadero origen del giro dado por la actual Administraci�n estadounidense.
Sin embargo, nadie pasa por alto la satisfacci�n de la OTAN, que en los �ltimos tiempos viene insistiendo en la necesidad de colaborar con Rusia para hacer frente a �la proliferaci�n de armas de destrucci�n masiva, as� como el terrorismo y Afganist�n�. La menci�n a Afganist�n no es gratuita. La colaboraci�n rusa se antoja imprescindible para acercar al �xito la estrategia militar estadounidense en el pa�s asi�tico. Los analistas dem�cratas saben que la opini�n p�blica se muestra cada vez m�s contraria a la permanencia de las tropas en la zona, por lo que urge un avance significativo que s�lo se producir�a con el decidido apoyo ruso.
Pero no es el �nico inter�s de Estados Unidos con relaci�n a Rusia. El pr�ximo 1 de octubre tendr� lugar una decisiva reuni�n entre Ir�n y el denominado Grupo 5+1, que re�ne a las cinco potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU -EEUU, Rusia, China, Estado franc�s y Gran Breta�a- m�s Alemania. Y la postura de Rusia, hasta ahora valedora m�s o menos expl�cita de Ir�n, en ese encuentro es esencial en las pretensiones occidentales para el desarme nuclear iran�.