La «jungla» de Calais, extenso campamento del norte del Estado francés donde se refugian cientos de inmigrantes en situación irregular que intentan alcanzar Gran Bretaña y símbolo del problema de la inmigración irregular en Europa, será desmontada la próxima sema- na, según el anuncio realizado por el Gobierno galo, que no ha ofrecido alternativas.

El ministro francés de Inmigración, Eric Bresson, anunció el miércoles por la noche que el lugar será desmantelado completamente de forma inminente antes del final de la próxima semana, justificando esta decisión en un aumento de la delincuencia en la zona. Besson indicó que el cierre de la «jungla», que ha sustituido a los campamentos oficiales, como Sangatte -cerrado en 2002-, como punto de reunión de inmigrantes, enviará el mensaje de que los traficantes de personas no podrán utilizar más Calais.

Besson prometió que la operación se realizará de «forma humana» y que a todos los «sin papeles» se les ofrecerá la oportunidad de solicitar asilo o regresar voluntariamente a su país de origen. Subrayó que ninguno será obligado a regresar de manera forzosa, pero insistió que se propondrá una «solución individual» a cada uno de ellos, en la que también se contempla la expulsión.

Desde hace varios meses, ONG y el ACNUR tratan de convencer a estos emigrantes, la mayoría procedentes de Irak y Afganistán, de que Gran Bretaña no es el paraíso y les animan a solicitar asilo en el Estado francés.

Según el Ministerio galo de Inmigración, en la «jungla» hay 300 refugiados, 400 menos que hace tres meses. Según sus datos, desde el 1 de enero se presentaron 170 solicitudes de asilo y 180 aceptaron el «regreso voluntario».