Llegar y besar el santo. Oskar Porras pisó la cumbre del G1 el pasado 3 de agosto (13.20 hora local), un ochomil que este verano ha recibido escasas ascensiones.

Tras visitar otras cordilleras altas y después de hacer la lógica transición al ochomilismo, se presenta este verano en el Karakorum. ¿Era el momento de dar el salto?

Por lo menos me he dado cuenta que no me ha quedado grande ni he estado fuera de lugar. Me he encontrado a gusto con la altura, no me ha pasado factura y ha sido una experiencia muy bonita. Fui muy motivado.

Junto a Arkaitz Lasa y Unai Zendoia iba a por un doblete: G1 y G2. ¿No era una apuesta demasiado arriesgada?

Primero nos presentamos en el G2 que parece menos duro, pero su ruta no nos atraía y no queríamos hacer un viaje sólo para esa montaña. Nos apetecía también el G1 por ser un poco más técnico. El G2 estaba chungo, y, en cambio, el G1 por tener más pendiente y menos nieve estaba mejor. Creo que era factible hacer el doblete en mejores condiciones. Al final, el G1 estaba en la recámara y salió.

Primera experiencia y primer ochomil.

Las sensaciones que he tenido ahí arriba han sido muy buenas. Eso de ir superándote metro a metro ha sido muy guapo. Fue como una montaña rusa: subías algo, bajabas, al día siguiente viento... Tuve que tener mucha paciencia Me he sentido bien, y lo de estar arriba es curioso y me ha llenado.
 

El G2 se presenta como más fácil, pero no ha podido ser. ¿Ha condicionado tanto el tiempo?

Sin ninguna duda. Se decía que ha sido la temporada más mala de los últimos 25 años. Sólo ha tenido 2 cimas; una de ellas de Ueli Steck. Pues bien, este titán suizo nos dijo que pasó mucho miedo. La montaña estaba muy cargada, y entre el campo 2 y 3 la cosa estaba muy chunga. Muchas avalanchas, la montaña muy cargada (no tiene laderas muy tiesas), tiempo revuelto, grandes nevadas...

Y finalmente se van a su vecino G1.

Sí, aunque esté al lado, tiene una orientación diferente, es más pino y tenía menos nieve. Tras intentar hacer algo en el G2, nos bajamos al campo base, e hicimos una última intentona al G1. Nos quedaban 11 días para volver a casa. Fue una actividad larga, con mejor tiempo, aunque, por ejemplo, en el campo 1 pasamos 4 días encerrados. En total, fueron 9 días de actividad. Fue duro y había que aguantar. 8 días en altura se nota. Casi todas las expediciones fuimos para arriba y hubo muchas retiradas. Arkaitz y Unai se dieron media vuelta a unos 7.500 metros. He hecho mi primer ochomil en duras condiciones.

Sólo 16 ascensiones, una la suya y además se ha convertido en el único vasco en subir un ochomil del Karakorum durante la pasada temporada.

Pues si te digo la verdad, no me había quedado con ese dato. Soy consciente de que ha habido muy pocas cimas en el G1, pero también tengo que decir que he tenido suerte; y es que cualquier fallo o que no te encuentres demasiado bien, y todo va al traste. Lo tienes que tener claro y estar fuerte.

Hizo cima un poco más tarde que la famosa coreana Oh Eun-sun.

La verdad sea dicha, tuve muy poco trato con ella; algo en el campo base. Me pareció simpática y agradable. A parte de eso, llegó al campo base, subió, bajó y se fue. Eso sí, me he quedado extrañado con algunas cosas que he leído en los medios. La coreana, con mochila grande incluída, sube por sus propios medios.

Se dice que los ochomiles enganchan. Me da la sensación que a usted también le han pillado, ¿no?

Pues sí que me ha pillado este tema de andar a esas alturas en esos grandes. Me gustaría probar alguna montaña más. Eso sí, es un lío eso de los preparativos, pero como te decía he tenido muy buenas sensaciones en altura y me ha gustado.