La democracia se hace con urnas, no firmas
UPN y PSN inauguran el curso político en Nafarroa con su enésima entente, dentro de la que se anuncia la firma de un pacto contra la izquierda abertzale que barajan someter después al refrendo ciudadano. La iniciativa ha sido criticada nada más filtrarse desde diferentes puntos de vista. Algunas voces han recordado que esa misma dinámica la patentó al final de los años 80 Gabriel Urralburu, a todas luces una figura muy poco recomendable como modelo político. Otros se han apresurado a pedir que no se implique a la ciudadanía, porque puede abrir la puerta al enfrentamiento social. Y los más alertan de los objetivos excluyentes de UPN y PSN.
En pura teoría, nada hay de malo en una recogida de firmas, sea del signo que sea, sino más bien al contrario. En Euskal Herria hay cientos, miles de iniciativas similares. El problema y la contradicción llegan cuando esos mismos gobernantes nunca han permitido a la ciudadanía decidir sobre su propio estatus político. Los Miguel Sanz, Yolanda Barcina y Roberto Jiménez que pretenden elevar una recogida de firmas a la categoría de plebiscito democrático son los mismos que nunca se han atrevido a preguntar a la ciudadanía navarra qué piensa sobre el Amejoramiento. Desde UPN se ha llegado al absurdo de presentar esa falta de refrendo como una «peculiaridad» a preservar. Y son también los mismos que hacen y deshacen desde un Parlamento del que se excluyó a la izquierda abertzale, lo que ha manipulado todas las mayorías desde 2003.
Dentro de tan peculiar concepto de la democracia, esta recogida de firmas puede quedar como un nuevo jalón, similar al que UPN y CDN pusieron en el año 2005, cuando aprobaron un acuerdo parlamentario que rechazaba que cualquier formación abertzale llegara al Gobierno navarro. Las recogidas de firmas son razonables, aunque sean partidistas, y los acuerdos parlamentarios pueden ser legítimos, aunque resulten tan ridículos como éste. Pero la democracia verdadera no se hace con eso, sino con urnas, con votos libres y con el referéndum del que UPN y PSN siguen huyendo.