ZINEMALDIA
«Get Low» Confesión pública
KRITIKAK
Mikel INSAUSTI
Es difícil que «Get Low» interese fuera del mercado yanqui, y no sería de extrañar que aquí pase directamente al DVD o la televisión. En primer lugar porque maneja un tema muy localista y en segundo, por su enfoque para el público familiar habituado a los telefilmes de sobremesa. Sí que tiene un reparto brillante, pero el viejo Robert y la vieja Sissy se cotizan ya en Hollywood a la baja. Además, no hay un director con una visión personal al frente, debido a que los productores han preferido contratar a un técnico y hacerle debutar en la realización buscando la mera corrección formal al servicio de unas interpretaciones de manual. Se ha cuidado la ambientación del Tennessee rural de los años 30, y no encuentro en ello nada especialmente destacable, a no ser el incendiario prólogo narrado en imágenes mudas, que abre la puerta a un inquietante misterio del pasado que luego resultará no serlo tanto.
«Get Low» es un drama otoñal con moralina, de los que pretenden extraer una lección de la leyenda popular de turno. Es más, convierte en una historia de amor eterno lo que debería haber quedado en una divertida anécdota de taberna, un guiño burlón a la muerte por parte del anciano que organiza su funeral todavía en vida, como si de un espectáculo festivo abierto al público se tratara. El televisivo guionista Chris Provenzano lleva la sorprendente decisión del solitario ermitaño al terreno de las confesiones de moribundo, por lo que su despedida de este mundo es tomada en cuanto oportunidad para ponerse a bien con su conciencia y sus semejantes, los mismos a los que en los cuarenta años de retiro previos había ignorado por completo. Y de toda la comunidad elige a una mujer en concreto para entonar ante ella el «mea culpa», ya que la tragedia que lo empujó a tan prolongado aislamiento, con la única compañía de su mula, se debió a una relación prohibida con una casada. Hasta entonces su pecado sólo lo conocía un sacerdote para el que construyó una iglesia con sus propias manos.