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Situación socioeconómica en el Estado francés

La deuda se dispara y la brecha social se agranda

Nicolas Sarkozy ha regresado de la cumbre del G-20 con un etéreo compromiso en relación a los bonus, un acuerdo insuficiente para calmar el malestar que se instala en el tejido social al calor de tragedias como la cadena de suicidios laborales en la todopoderosa France Telecom.

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Maite UBIRIA

El debate sobre el estado de las cuentas lleva camino de convertirse en el caballo de batalla de la presidencia de derecha gala. El endeudamiento público alcanza cotas desconocidas (73,9% del PIB) y los anuncios de nuevos impuestos se acogen con creciente incomprensión a la vista del trato fiscal privilegiado de que gozan hoy, entre otros, los titulares de cuentas secretas en Suiza. Hasta 4o millardos de euros procedentes del Estado francé´s descansan en bancos helvéticos. De momento, el Gobierno blande una lista de alrededor de 3. 000 titulares de depósitos y establece como límite el 31 de diciembre para proceder a la declaración de fondos. No obstante, las medidas lanzadas hasta la fecha no han sido una amenaza mayor para los acaudalados ahorradores. A 1 de octubre unos 20 han ajustado cuentas con el fisco francés. Otros 200 expedientes por valor de 3 millardos estarían en vías de tramitación. Una gota en el mar.

El debate presupuestario

La desfavorable estadística relativa a la deuda pública se difunde en pleno debate sobre el modelo presupuestario, y también impositivo, elegido por el Gobierno para tratar de encarar la recuperación económica.

Ese proyecto presupuestario se fija como objetivo limitar ese aumento deseorbitado de la deuda pública, un desideratum que espera hacer realidad en base a un retorno al crecimiento de la economía y al finiquito de algunos incentivos. Valga como ejemplo la reducción a la mitad del cheque por la puesta fuera de circulación de un vehículo antiguo y la compra de uno nuevo.

Las Cuentas de 2010 se presentan especialmente sombrías, en particular por lo que a supresión de puestos de trabajo se refiere. Solamente en el sector público, hasta 34.000 puestos de trabajo no serán remplazados el año próximo, de ellos 16.000 en Educación.

Eric Woerth, ministro de Presupuesto, confía en que el Estado francés cruce el umbral del crecimiento en 2010, situándose sus previsiones en un 0,75 % ( -2,25% en 2009).

Ello no evitará que la deuda pública siga siendo el rompecabezas principal del Ejecutivo galo. En 2010 el endeudamiento global del Estado se situará en el 84% del PIB. Definitivamente los limites establecidos por la UE, que sitúan el máximo de endeudamiento en el 60% del PIB y el déficit en el 3%, se muestran largamente inasequibles para las arcas de la República.

El proyecto de Cuentas no ha gustado a la oposición de izquierda, que prevé un debate importante en relación a algunas de las medidas fiscales impulsadas por el Gobierno.

La supresión de una parte de la tasa profesional -contribución que revierte parcialmente en los estratos locales de la administración francesa- es vista como una decisión tendente a mantener los privilegios de las clases más favorecidas.

Desde las administraciones locales se clama contra una medida que desequilibrará todavía más sus cuentas, desde organizaciones sociales se alerta contra la pretensión de ayuntamientos o aglomeraciones (mancomunidades) de compensar la bajada de recaudación a costa de elevar las contribuciones universales, y más concretamente las tasas que gravan la residencia (impuesto a pagar por la vivienda aunque se viva de alquiler) y la propiedad inmobiliaria.

La supresión de la tasa profesional en un Estado sobreendeudado deberá compensarse con otras fuentes de financiación. Aunque sólo sea por coincidencia en el tiempo, el anuncio de Sarkozy de crear una tasa de carbono o lo que es lo mismo un impuesto que penalice las emisiones de gases causantes del efecto invernadero ha sido percibida por la mayoría de la sociedad como una nueva pretensión del presidente conservador de compensar con los bolsillos de las clases medias lo que no pagan los más ricos.

El planeta y las elecciones

El debate sobre la propuesta estrella de los Verdes, que prefieren hablar de contribución medioambiental, ha quedado claramente contaminada por una medida oportunista del Gobierno de derecha, deseoso de estrechar espacios a la fuerza emergente de las elecciones Europeas en vísperas de la Cumbre de Copenhague y, lo que es más importante para la UMP, las elecciones de la primavera de 2010 en la que aspira a acabar con el predominio rosa en el mapa regional, para lo que resulta conveniente sembrar aires de discordia entre el PS y los ecologistas.

Como es sabido, el discurso de la derecha pasa por advertir que «votar izquierda equivale a pagar más impuestos». Sin embargo, los datos estadísticos dan para lecturas bastante matizadas.

Los departamentos franceses, ya estén gobernados por la derecha o por la socialdemocracia (con apoyos puntuales o estables del Modem o de los Verdes) han aplicado una subida media del 6% durante este año en los impuestos -o porciones de tasas- con los que gestionan sus servicios.

El impuesto por residencia (taxe habitation ) más elevado lo pagan los habitantes de Nîmes (1.164 euros anuales), localidad mediterránea gobernada por la derecha, mientras que la subida más moderada la atesora la alcaldía de París (395 euros) dirigida por el socialista Bertrand Delanoë.

«Tras las municipales de 2008 hubo una puesta al día generalizada de tasas por parte de los ayuntamientos, que optaron por congelar esas medidas por temor a que impactaran negativamente en la campaña» explicaba esta semana en "Le Monde", Olivier Regis, delegado general del foro para la gestión de las colectividades territoriales.

Completado el escrutinio de 2010 la mayor parte de las colectividades regionales podrían seguir por esa misma senda e imponer a sus contribuyentes nuevas subidas.

La política fiscal de Sarkozy promete dar que hablar en los próximos meses, máxime si toman cuerpo ciertos anuncios como el correspondiente a la supresión definitiva de la tasa que grava las fortunas.

De momento, el Gobierno de derecha procede con guante de terciopelo, al invitar amablemente a pasar por caja a esa pequeña parte de inversores -muchos evasores- franceses en Suiza que han salido a la luz tras el levantamiento parcial del secreto bancario.

La diferencia de trato se antoja evidente y ha dado ya lugar a campañas cargadas de ironía como la impulsada por la asociación Paroles de femme (Palabras de Mujer) que ha sugerido que la supresión del Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna sea compensado con una nueva tasa social, el Impuesto de Solidaridad Femenina, consistente en la recaudación de un euro de cada ciudadano a fin de financiar la construcción de hogares de acogida para las mujeres que crían en solitario a sus hijos e hijas, porque «ellas simbolizan la fragilidad social ante esta crisis».

 

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