El Bellas Artes muestra por primera vez el expresionismo de Lucian Freud
El Museo de Bellas Artes de Bilbo exhibe por primera vez en su historia una obra de Lucian Freud, uno de los artistas vivos más importantes del expresionismo figurativo de la pintura británica del siglo XX. Dentro de la trayectoria del nieto del que fuera el padre del sicoanálisis, Sigmun Freud, se muestra «Reflejo con dos niños (autorretrato)», una de sus primeras obras pintada en 1965 y que es propiedad del museo Thyssen-Bornemisza, que la ha cedido hasta el 10 de enero.GARA | BILBO
Nunca antes el Museo de Bellas Artes de Bilbo ha exhibido una obra de Lucian Freud, por lo que la presentación de ayer se acercó por primera vez a uno de los artistas vivos más importantes del expresionismo figurativo de la pintura británica del siglo XX. Además de por su trabajo, Lucian es conocido por ser el nieto del «padre» del sicoanálisis, Sigmun Freud.
En Bellas Artes, se puede ver el cuadro titulado «Reflejo con dos niños (autorretrato)», una de las primeras obras de su carrera, pintada en 1965 y propiedad del Museo Thyssen-Bornemisza. Esta entidad ha prestado el cuadro a la pinacoteca de Bilbo para que lo exponga, desde hoy y hasta el próximo 10 de enero, dentro del programa «La obra invitada».
El cuadro de Freud -nacido en 1922 en Berlín hasta que se trasladó en 1933 a Londres, sitio en el que ha vivido y desarrollado toda su carrera pictórica- es una de sus primeras obras en la que ya demuestra su gran interés por el cuerpo humano y en la que se autorretrata utilizando para ello un espejo que coloca a sus pies, tal y como explicó en la presentación que tuvo lugar ayer la conservadora de Bellas Artes de Bilbo, Ana Sánchez Lasa.
En la composición, además de representar su cuerpo en un intenso contrapicado y en una posición forzada, el artista quiso incluir dos figuritas pequeñas en el ángulo inferior izquierdo, que se trata de sus dos hijos Rose y Alí, cuando éstos eran pequeños.
Realismo descarnado
La figura que retrata Freud es «de un realismo descarnado, para lo que utiliza una paleta en la que dominan los colores neutros pero en la que destaca la composición de su rostro, realizado con brochazos de trazo grueso, muy cargados de pasta y con un colorido que sobresale sobre la tonalidad gris que envuelve el resto de la obra», agregó la conservadora.
Lasa indicó que el pintor se inspiró para realizar este cuadro en una ilustración de la tumba del enano Seneb y su familia, que aparecía en un manual de arte egipcio que Freud llevaba siempre consigo.
El cuadro pertenece al Museo Thyssen-Bornemisza y, gracias al programa «La obra invitada», la pinacoteca bilbaina recibe obras cedidas por otras entidades.
El museo bilbaino exhibe esta obra de Lucian Freud al lado de otra del pintor británico Francis Bacon titulada «Figura tumbada en espejo», propiedad del museo. La decisión de exponer estos trabajos al lado uno del otro viene por la gran amistad que, desde que los artistas se conocieron en 1945, hubo entre ambos y por el interés que tuvieron ambos artistas por retratar la figura del cuerpo humano.
Ambas obras fueron realizadas con apenas seis años de diferencia y al verlas juntas el espectador podrá reflexionar sobre la soledad de la existencia contemporánea a través de dos visiones que comparten el recurso del espejo que refleja y deforma la realidad. GARA