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Raimundo Fitero

Volver

En Antena 3 estrenaron un programa sobre la educación que nos coloca una vez más en el eterno retorno por el que nos movemos con una redundancia que debe ser estratégica. «Curso del 63» intenta trasladar los criterios básicos del autoritarismo en la educación de aquellos años del franquismo recalcitrante en plena expansión económica. Es un contraste y probablemente se trate de una oferta oportuna. Al menos tuvo una magnífica repuesta de las audiencias y le siguió un debate en el que se plantearon todas estas cuestiones que ahora se han puesto de moda en todas las conversaciones familiares o de amigos sobre la falta de autoridad de los docentes.

Volver, volver. Yo diría que ahora se están pagando los excesos de entonces. El péndulo se mueve de una manera constante aunque imperceptible para quienes solamente se fijan en el dedo cuando le señalan la luna, pero de unos ambientes autoritarios, violentos, represivos, a base de apuestas intelectualmente bien sustentadas, se fue liberando el espacio de la escuela, el instituto y la universidad del ordeno y mando, pero como la sociedad ha evolucionado en medio de contradicciones flagrantes, la degeneración de la autoridad del docente es una extensión de los efectos de la desestructuración ideológica de la sociedad entera. No es que se hayan perdido valores referenciales sobre la función del docente, sino es que el éxito, la jerarquía, los valores en auge nada tienen que ver con el clasicismo, pero sí mucho en el oportunismo, en lo rápido y eficaz.

Un proceso educacional no es una sucesión de aprobados y títulos, sino una actitud ante la vida, ante el propio hecho de obtener conocimientos, de formarse no solamente para sacarse la plaza de funcionario, sino de tener una mínima vocación para ejercer cualquier oficio o responsabilidad, pero en el plano de la docencia es fundamental que se tengan principios, recursos técnicos y voluntad. Y todo lo demás deben traerlo los educandos de su familia, de su hogar, de su entorno. Y es ahí donde empieza el problema porque saben que lo importante no es saber, sino aprobar la oposición. Incluso la que sea, la más fácil. Un sueldo vitalicio. Volver, volver.

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