La petición de archivo presentada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional al juez Garzón en la causa que investiga el denominado «Caso Faisán» les ha sacado de sus casillas. Algunas desvarían más de lo que parece razonable. Ya lo verán.

El editorialista de «Abc» escribía desde la rama a la que se subió cuando se enteró de la noticia. Según el de Vocento, nos encontramos ante «una agresión en toda regla a la dignidad del Estado de Derecho y a las víctimas del terrorismo». ¡Ahí es nada!

Y demanda, por supuesto, que se le caiga el pelo a alguien por lo que consideran un «chivatazo a ETA». Advierte además que «al no hacerlo así, la apariencia de esta nueva polémica actuación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional es la propia de un carpetazo a lo que fue resumen de todas las indignidades del proceso de negociación política con los terroristas».

La explicación, aunque un tanto lunática, viene de la mano de la vetusta Pilar Cernuda, que en «Diario de Navarra» se descolgaba con su propia versión de lo ocurrido. La verdad es que no tiene desperdicio: «No hace falta ser muy experto en cuestiones terroristas y antiterroristas para darse cuenta de que aquí hay topo encerrado. Es cierto que Garzón suele elegir los casos que más le interesan y que ha dado muestras sobradas de que daba prioridad a los que le garantizaban protagonismo, pero ha dado muestras también de que en la lucha contra el terrorismo ha sido implacable y valiente. Y el caso Faisán era una pera en dulce para llegar hasta la cúpula de la banda, luego no es difícil llegar a la conclusión de que si no lo ha hecho es porque posiblemente Elosúa era parte de una cadena cercana a la policía, o la persona a la que iba a entregar el dinero trabajaba para la policía y daba información importantísima sobre los movimientos de la banda. Información que es la que está permitiendo, junto a otras, que las detenciones de terroristas sean constantes y relevantes». Pues digo yo que si eso es como dice Cernuda, la vetusta columnista está ofreciendo una información de oro a ETA en bandeja de plata. ¿Otro chivatazo? Están sonados como las maracas de Antonio Machín.