Casi mil millones de personas se desplazan al interior de sus países o supera sus fronteras en busca de mejores oportunidades de vida, tales como aumentar sus perspectivas de ingresos, salud y educación. Las mujeres, actualmente, representan una cifra importante de ese proceso. Se estima que alrededor de la mitad de todos los migrantes son mujeres. Pero, para ellas, los desafíos son mayores que para los hombres. Eso es lo que indica el Informe sobre Desarrollo Mundial 2009.

Presentado en Bangkok, Tailandia, el informe «Superando barreras: movilidad y desarrollo humanos», elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destaca las cuestiones de los derechos de los migrantes.

A pesar de que la cifra de mujeres migrantes es casi la misma de los hombres, ellas encuentran más desafíos en el nuevo lugar de residencia. Según el informe, para muchas mujeres, el sueño de logros a nivel de ingresos, salud y educación puede convertirse en explotación y trata, entre otros riesgos.

El estudio revela, por ejemplo, que mujeres migrantes con bajos niveles de calificación trabajan, generalmente, en actividades informales y en trabajo doméstico. Muchas, incluso, viven con bajos salarios y pocos beneficios.

«Las oportunidades que ofrece el mercado laboral a las mujeres inmigrantes de países en desarrollo suelen limitarse al cuidado de personas, el servicio doméstico y el empleo en el sector informal. Por lo general, estas mujeres quedan atrapadas en enclaves. Por ejemplo, se descubrió que las empresas de propiedad de hispanohablantes en la ciudad de Nueva York pagan bajos salarios, ofrecen escasos beneficios y pocas oportunidades de desarrollar una carrera a dominicanas y colombianas, manteniendo con ellos sus desventajas», afirma el comunicado.

Por otro lado, las mujeres de países en desarrollo con estudios superiores tienen un 40% más de probabilidad de emigrar a un país desarrollado que los hombres. Sin embargo, eso no es una regla para la mayoría de las mujeres. Muchas tienen dificultades para solicitar un pasaporte y hasta para salir del país. Myanmar, Arabia Saudita y Suazilandia son ejemplos de países que restringen la salida de mujeres.

En otros, las migrantes sufren la falta de protección laboral y los prejuicios. En los estados del Consejo de Cooperación del Golfo, por ejemplo, si una migrante soltera queda embarazada es deportada.

Además, muchas mujeres padecen la trata de blancas. Eso ocurre porque, engañadas con falsas promesas de empleo, terminan siendo explotadas. Las denuncias resultan difíciles por causa de las barreras idiomáticas, sociales y por el estatus irregular de las víctimas en el país.

Para el informe es importante que las autoridades otorguen a las víctimas de ese delito los mismos derechos de protección de los ciudadanos y los migrantes regulares. También es necesario discutir con las mujeres migrantes sobre los peligros de redes de trata.

El estudio señala aún varias reformas normativas para proteger los derechos de los y las migrantes y asegurar por igual los beneficios para hombres y mujeres, a la vez que propone estrategias nacionales de desarrollo social y económico.

«Las reformas a las políticas migratorias deben incluir aspectos como igualdad de oportunidades a la par con derechos y salvaguardias para las mujeres, tanto en los países desarrollados como en desarrollo», destaca Jeni Klugman, directora y autora principal del estudio.

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