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La UE se divide entre el palo y la zanahoria frente al presidente checo

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La Unión Europea está tanteando a los países miembro sobre la estrategia a seguir con el presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, reacio a firmar el Tratado de Lisboa. «¿Debemos utilizar el palo o la zanahoria ? Tenemos un problema y viendo el cariz que están tomando los acontecimientos, pronto deberemos tomar una decisión», manifestó un embajador de un país miembro, que prefirió ampararse en el anonimato.

Para aprobarlo, Klaus quiere que su país quede fuera de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, incluida en el Tratado. «Su petición es que para República Checa haya un acuerdo similar al de Polonia y Gran Bretaña», explicó Buzek tras reunirse con Klaus en Praga.

El Tratado de Lisboa, una vez ratificado, convierte en legalmente vinculante la Carta de Derechos Fundamentales, ya existente, en todos los Estados miembro salvo en Gran Bretaña y Polonia, que consiguieron quedarse fuera con el respaldo de los Veintisiete.

«Lo que plantea es imposible y lo sabe perfectamente. Tendríamos que abrir de nuevo el Tratado, con lo que costó cerrarlo», destacó un alto responsable europeo, que participó activamente en los debates sobre el texto. «Gran Bretaña y Polonia adquirieron ese derecho en plenas negociaciones», remarcó. Ajeno a estas posturas, el presidente checo volvió a exigir ayer una exención a la Carta de Derechos Fundamentales porque, de lo contrario, «el Tratado de Lisboa conlleva una amenaza para la seguridad jurídica y la estabilidad de las relaciones de propiedad en nuestro país. Esto permite puentear a los tribunales checos y aplicar, por ejemplo, las reivindicaciones de propiedad de las personas expulsadas tras la II Guerra Mundial».

Explicó que con su iniciativa pretende evitar que su país haga frente a futuras reclamaciones de propiedad por parte de la minoría alemana expulsada de los Sudetes checos (región al norte de Bohemia) por los decretos del presidente checoslovaco Edvard Benes en 1945.

También criticó a Reinfeldt por airear el contenido de la conversación que mantuvieron.

El titular de Exteriores del Estado francés, Bernard Kouchner, incidió en que «el Tratado no se va a cambiar, aunque no dudo de que Klaus inventará una larga serie de obstáculos».

Muchos diplomáticos en Bruselas interpretan la petición de Klaus en clave interna. Consideran que busca una salida honorable dejando claro que no firmará el Tratado sin librar la última batalla. Los Veintisiete tienen pocos medios de presión sobre el Estado checo aparte de la amenaza ya esgrimida sin éxito de no otorgar a Praga la futura Comisión Europea.

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