El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su homólogo turco, Abdullah Gül, constataron ayer su desacuerdo sobre la adhesión de Turquía a la UE. Sarkozy, que recibió a Gül en el Elíseo, se opone tajantemente a la adhesión turca.

Pese a sus discrepancias, ambos prometieron ampliar la cooperación entre los dos países. Tras el almuerzo que mantuvieron por espacio de varias horas, el mandatario turco abandonó el palacio presidencial sin hacer declaraciones. Un portavoz de la Presidencia francesa se limitó a decir que «durante la comida abordaron todo tipo de cuestiones con espíritu de cooperación y respeto mutuo, y ambos han mostrado su voluntad de trabajar».

Sobre la posible incorporación de Turquía, Sarzkozy reiteró su postura, «considerando que entre países amigos se puede hablar con franqueza».

Durante la campaña para las elecciones europeas de junio, insistió en que Europa debe dejar de diluirse en una ampliación sin fin y que Turquía, oficialmente un país laico pero donde casi el 100% son musulmanes, no tiene vocación de pertenecer a la UE.

En el plano estrictamente económico, Gül, abrió las puertas a que las empresas francesas puedan participar en el proyecto de gasoducto Nabucco y, en particular, GDF Suez, que ha mostrado su interés por ese proyecto para llevar a Europa gas de Asia central sin pasar por Rusia. El Elíseo afirmó que con esas palabras «se pasa página» en el distanciamiento a propósito de esta infraestructura.