GARA > Idatzia > Mundua

Turquía y Armenia se enfrentan ahora a las críticas internas y de Azerbaiyán

Tras la firma el sábado del histórico acuerdo entre Turquía y Armenia, ayer aparecieron las primeras dificultades en el camino de la normalización de las relaciones. Antes de que los parlamentos de los dos países ratifiquen los acuerdos, se perfilan dos obstáculos; la cuestión de Nagorno Karabaj y el reconocimiento del genocidio armenio, que según algunas fuentes diplomáticas estuvo a punto de hacer anular la ceremonia de la firma en la Universidad de Zúrich.

p016_f01_199x112.jpg

GARA |

Menos de 24 horas después de la firma del acuerdo en Zúrich, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, supeditó la apertura de la frontera común con Armenia, prevista en los acuerdos, al avance de la cuestión de Nagorno Karabaj, enclave armenio en territorio de Azerbaiyán. «Queremos que todas las fronteras se abran al mismo tiempo. Pero mientras Armenia no se retire de la tierra azerí que ocupa, Turquía no puede no puede dar un paso positivo hacia el país vecino. Si se soluciona esta cuestión, nuestro pueblo y Parlamento adoptarán una actitud más positiva hacia este protocolo y su proceso correspondiente», declaró durante el congreso del Partido de la Justicia y el Desarrollo en Ankara.

Los armenios tomaron el control de Nagorno-Karabaj y de los territorios azerís adyacentes tras una guerra de seis años (1988-1994), que llevó a Turquía a cerrar la frontera con Armenia en 1993 para apoyar a su aliado Azerbaiyán.

No obstante, calificó de «importante» el paso dado en Zúrich. Subrayó que él mismo hizo un primer intento de acercarse a Armenia en 2005 pero que entonces ni siquiera recibió una respuesta a la carta que envió al primer ministro armenio. «Sin embargo, ahora vivimos una evolución importante. Hemos proclamado una política de `cero problemas con los vecinos'. En cuanto los problemas estén resueltos, habrá una gran cooperación entre ambos países», pronosticó Erdogan.

Una hora antes de esta declaración, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán criticó duramente el acuerdo. «La normalización de las relaciones entre Turquía y Armenia antes de la retirada de las fuerzas armenias de los territorios azerís ocupados, es contraria a los intereses de Azerbaiyán y ensombrece las relaciones fraternales con Turquía».

Otro escollo es la cuestión del genocidio, término que no figura en los acuerdos, que sí prevén la instauración de una comisión histórica para estudiar el tema.

Nada parece indicar que Ankara tenga intención de reconocer el genocidio. El propio Erdogan dijo antes de la ceremonia que «las reclamaciones que Armenia podría presentar en el futuro son muy importantes. Pero con toda seguridad no vamos a ceder». Más explícito fue el portavoz del Gobierno y viceprimer ministro Cemil Cicek al manifestar que «ellos dicen que hubo un genocidio. No podemos aceptar estas injurias. Claro que se produjeron incidentes tristes. Pero el genocidio es la peor injuria que se puede lanzar».

Esta cuestión podría haber provocado el retraso de tres horas de la firma, según una fuente diplomática armenia que pidió anonimato. «Las objeciones de la parte armenia estaban relacionadas con las formulaciones inaceptables relativas al proceso de reconocimiento del genocidio contenidas en la declaración turca», indicó a AFP. «Tras una larga y complicada negociación, logramos neutralizar este texto», añadió.

Según el experto turco Sedat Laçiner, investigador del Instituto USAK, ese incidente atestigua la situación precaria en la que se encuentra el Ejecutivo de Ereván respecto a esta cuestión, crucial para su opinión pública.

«El eslabón débil en el futuro proceso es el Gobierno armenio, porque debe hacer frente a una gran presión de la diáspora y de la oposición, y no podrá utilizar la palabra genocidio durante este proceso», manifestó.

El viernes, 10.000 personas se manifestaron en Ereván contra los acuerdos. «Vamos a organizar manifestaciones, marchas y todo tipo de acciones de protesta. Explicaremos cada día a la gente, en la calle y en sus casas, y a los diputados del Parlamento que hay que interrumpir el proceso de ratificación», remarcó Gegam Manukian, dirigente del partido Dashnaksutyun.

En Turquía también hubo fuertes críticas, sobre todo por parte de los partidos políticos, aunque gran parte de la prensa respaldó este acercamiento.

El diario islamista «Yeni Safak», por ejemplo, habló de «firma histórica», «Sabah» subrayó que «la paz hizo superar la crisis», mientras que «Hurriyet» destacó que el acuerdo se produjo «94 años después de la masacre armenia». El liberal «Radikal» incidió en que «Ereván debe reconocer que el camino hacia la normalización pasa por Baku», capital de Azerbaiyán.

En el espectro político, el opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP) arremetió contra Erdogan por ceder a presiones externas. «Esto es muy preocupante para el futuro de nuestro país», consideró el dirigente del CHP Onur Öymen.

Para el Movimiento Nacionalista, el sábado fue un «día negro» y «pone en peligro la alianza estratégica con los hermanos de Azerbaiyán».

CLINTON

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, afirmó estar «muy complacida» por la firma entre Turquía y Armenia. Clinton ejerció de mediadora para solventar el desacuerdo de última hora que hizo tambalear la ceremonia.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo