Apenas nada diferencia a Roj Welat del resto de los guerrilleros del PKK. Roj viste como ellos, vive con ellos y comparte las escasas alegrías y las numerosas privaciones de la vida en las montañas Qandil como un combatiente más. Roj no va armado pero lleva a cabo una misión tan importante para la resistencia kurda como es la de informar de lo que allí sucede. Todo periodista que haya visitado Qandil le conoce. El organiza los encuentros entre la prensa internacional y los mandos del PKK, a menudo hace de intérprete, y se encarga también de velar por la integridad de los corresponsales extranjeros que visitan las plazas fuertes de la guerrilla kurda. Pero la relación con Roj no acaba ahí. Este «guerrillero informativo» difunde los comunicados de prensa del KCK a medios como éste a través del e-mail y, siempre que la aviación turca lo permite, es posible contactar con él por teléfono. No en vano, Roj Welat es la «línea directa» con las montañas Qandil y con el movimiento de liberación kurdo en su conjunto. Le preguntamos sobre ambos.

¿Qué es el KCK?

Se trata de una organización que engloba a diferentes partidos políticos e instituciones de las cuatro regiones de Kurdistán así como de la diáspora. Fue creada a partir de un proceso de reflexión en busca de una nueva estrategia que comenzó tras la detención de nuestro líder, Abdullah Ocalan, en 1999. Las bases ideológicas son las mismas que las del PKK, que luego son adaptadas a cada territorio a través de partidos políticos afines como el PJAK en Kurdistán Este (Irán), el PYD en el oeste (Siria) o el PCDK en el sur (Irak).

¿Cuál es su organización interna?

El KCK se vertebra en 300 miembros de todo Kurdistán elegidos democráticamente cada tres años. La Mesa Ejecutiva está formada por 31 miembros de los cuales 12 son mujeres. Asimismo, existen cinco comités estratégicos: ideológico, económico, político, social y de defensa.

¿Por qué es tan importante esta institución?

La importancia del KCK radica principalmente en su carácter transestatal. Se trata de una organización que busca superar las diferencias tribales y de género, tan habituales entre kurdos, sirviendo de referencia a una nación formada por 40 millones de personas repartidas entre las fronteras de Irán, Irak, Turquía y Siria.

Se encuentra usted ahora mismo en el macizo de Qandil ¿Cuál es la situación actual en este lugar que controla el PKK?

Las agresiones por parte de Ankara han disminuido por lo que podemos hablar de una calma relativa. No obstante, un Predator (avión norteamericano no tripulado de reconocimiento) lleva cuatro semanas sobrevolando la zona. El Parlamento turco ha vuelto a dar luz verde a las llamadas «operaciones transfronterizas» así que nadie aquí ha bajado la guardia. Recordemos que cuando lo hizo por primera vez en 2007, el conflicto alcanzó su cota más alta de violencia en 10 años.

En el último comunicado que usted ha facilitado a GARA, Ocalan denuncia que EEUU ha retirado su apoyo al proceso de paz. ¿Puede matizar esta información?

El interés de Estados Unidos y la UE en solucionar el conflicto kurdo pasa por su deseo de conseguir estabilidad en la región y asegurar así el suministro energético, nada más. Tanto Washington como Bruselas siguen considerando al PKK como una «organización terrorista» y quieren mantener a nuestros líderes al margen de toda negociación. Lamentablemente, esta actitud no hace sino reforzar el deseo de Ankara de solucionar el problema kurdo sin contar con los propios kurdos.

No obstante, Ocalan ha ratificado su deseo de que sea el DTP, y no el PKK, el que lidere la negociación, ¿no es así?

En efecto. Pero el problema es que la situación actual invita a pensar que el AKP en el poder quiere utilizar al DTP como un cordero a sacrificar. La burocracia judicial apunta ahora al DTP en compensación por el juicio a «Ergenekon», mientras que el AKP guarda silencio. El AKP no respeta ni al CHP (principal partido nacionalista turco) ni al DTP; quieren abarcar ellos solos todo el espacio político.

No parece usted muy optimista respecto a una negociación entre Ankara y Diyarbakir...

Hasta hoy no hemos tenido nada más que buenas palabras. Lo cierto es que se siguen aprobando políticas beligerantes en el Parlamento y continúan los arrestos de disidentes así como los asesinatos «misteriosos» de los que no se libran ni los más pequeños. A principios de este mes mataron a una niña en Lice (Kurdistán Norte). ¿Creen que van a solucionar así la cuestión kurda? Tanto kurdos como turcos estamos atravesando un momento muy crítico. Pronto sabremos si hemos de vivir separados y en guerra, o juntos y en paz.