Maite SOROA | msoroa@gara.net
Andan a dentelladas
Cuando Jaime Mayor Oreja y compañía se dispusieron a promocionar una constelación de satélites «antiterroristas» para socializar sus tesis no eran conscientes de la hidra que estaban alimentando. Ahora que ha empezado a escasea el pasto fresco de aquellos viejos buenos tiempos, han empezado a dentelladas entre ellos.
Ayer Salvador Ulayar, en «Libertad Digital» se despachaba a gusto: «Con la salida del valeroso Alcaraz y la llegada de Casquero y compañía, la AVT vive un infausto período en el que el discurso de los días y meses se parece, como una gota de agua a otra, a un plan para echar a todo el mundo, excepción hecha de los elementos dotados de espalda bien flexible o de increíble ingenuidad». O sea, que ahora mangonean otros.
Y Ulayar ha preparado, incluso, una explicación pseudocientífica: «Si lo quisiéramos explicar en términos entomológicos, podríamos hablar de su conversión en huésped afectado por la subrepticia acción de un parásito o similar. Al primer golpe de vista no hay diferencia, pero la socavación interna no se detiene. Y vaya si el plan que muchos nos tememos se está cumpliendo. ¿Ha sabido alguien de alguna reacción de la AVT que sea digna de su obligación, ante una fiscalía que pide dar carpetazo al caso del bar El Faisán? ¿Y sobre el bochornoso espectáculo de Garzón levantando -sin levantarlo- el secreto de ese aviar y fétido sumario con el que nos viene mareando la perdiz desde 2006? Es decir, con la salvedad de que las partes, una de las cuales es la AVT, están obligadas a guardar secreto sobre el contenido. Pues nada, que a mandar. A callar se ha dicho y ojito con protestar por la decisión del juez. ¿Se imagina el lector la que habría montado la AVT verdadera con este asunto relativo, ni más ni menos, que a una posible colaboración policial con la ETA?». La cosa está en que los de ahora son unos blandos que se han merendado a los duros. Ya, ya.
Y para darle el tono catastrófico que el peliculón de la AVT precisa, Ulayar nos habla de «un naufragio pilotado por malvados timoneles, programado desde sentinas políticas y silenciado por la inmensa mayoría de los medios de comunicación, cuando no jaleado». Pronto les cantaremos el «gori-gori».