Imanol Intziarte Periodista
Alakranas, Pakeas y Txinbitos
La mar como oficio. Pescadores secuestrados. Sin noticias de su estado. Se organiza una concentración. La consejera Unzalu habla de «utilización política de las víctimas». ¿Se piensa el ladrón que son todos de su condición? «Entorpecer las negociaciones», añade. Los «piratas», muy preocupados por la protesta de Bermeo. Seguro, Unzalu, seguro. Lo que les trae al pairo es la actuación de Bruce Willis Garzón. Tanta reposición de «Jungla de Cristal» no es buena. Ahora «Simon dice» que, además de pagar, hay que liberar a sus compañeros. Con «terroristas» no se negocia. O sí. Que los arrantzales regresen sanos y salvos, el resto son politiqueos de tercera regional. Lo de siempre.
La mar como deporte. Lo mismo se ejerce como famosete en la campaña de Juan José que como mano inocente en el sorteo para una visita guiada por Ajuria Enea con Patxi y Begoña. Siempre junto al que lleva el timón. Todo sea por las velas del «Pakea», que costarán un pastizal. Allá cada cual con sus patrocinadores. El guateque será el domingo. La víspera, paseos en globo para presenciar «el cambio» desde las alturas. Tras un festón nupcial de cuatro días, qué mejor que el aire fresco. Total, pagamos a escote.
La mar como escaparate. Más de 4.000 euros cuesta una fotografía en el «Txinbito» junto a los ganadores de La Concha. Centenar y medio de vips. Mientras, el aficionado de verdad se deja la pasta por sus colores. «Economía de guerra», que le llama José Luis Bilbao. No es más que el chocolate del loro si se compara con el dineral que se va a fundir «sí o sí» en el nuevo San Mamés. Si Lakua no pone 55 kilos, ¿de dónde van a salir? Un poquito de aquí, otro poquito de allá y un pellizquito de los viajes de los jubilados. La portavoz Mendia repite como un mantra «uso público», «uso público»... ¿Cuál? Ni idea, pero hay que guardar las apariencias. No existe ningún plan, pero que no se note. Y el alcalde, sin pudor alguno, aseverando que los terrenos otorgados son para que el club haga caja.
Todo marcha viento en popa.