Crónica | Rechazo parlamentario
Falange y Tradición, ocupa pero no preocupa
El Parlamento de Gasteiz rechazó (que no condenó) «los ataques y amenazas del grupo ultraderechista Falange y Tradición», pero lo hizo de forma un tanto mecánica. Sólo los proponentes, EA y Aralar, parecieron sinceramente involucrados. El resto, más bien se sicoanalizó.
Iñaki IRIONDO
Ha tenido que pasar un mes exacto desde que el 22 de setiembre Falange y Tradición reivindicara 25 actos de violencia e intimidación y diera su «bienvenida al nuevo Gobierno Regional Vascongado del Sr. López», para que el Parlamento de Gasteiz hiciera un pronunciamiento de rechazo a estas actitudes. Y tuvo que ser a iniciativa de uno de los miembros del Grupo Mixto, el parlamentario de EA, Jesús Mari Larrazabal. Precisamente el único que, finalmente, ayer votó en contra de la iniciativa aprobada.
Porque Larrazabal, además de rechazar las acciones de los falangistas y solidarizarse con sus víctimas, denunciaba la impunidad con la que actuaban los ultraderechistas. Y el PSE quiso salvar la cara al Departamento de Interior alegando que ya está trabajando en ello, a pesar de no poder ofrecer todavía ningún resultado positivo.
La propuesta de EA, que acordó un texto con EB, obtuvo también el apoyo de PNV y Aralar. Pero resultó insuficiente. Al final se aprobó la enmienda pactada por el PSE con UPyD, que rechaza las actuaciones, se solidariza con las víctimas e insta a la Consejería de Ares a «seguir trabajando con medidas firmes y efectivas, para poder detener a los autores de los hechos».
«Va a peor»
El parlamentario de EA, Jesús Mari Larrazabal, desnudó la situación recordando que, a pesar de las palabras de Ares, las actuaciones ultraderechistas iban a más e incluso en Iruñea un portavoz de Falange había hecho apología de las mismas en una manifestación, sin que nadie haya actuado contra él.
Por parte del PSE, Paco García trató de escudarse en la lucha antifranquista de su partido para librarse de las acusaciones de inacción. Luego su empeño derivó en intentar hacer ver que «ETA y quienes les apoyan» son hoy «los herederos directos de quienes en 1936 también asesinaban socialistas».
Larrazabal quiso hacerle ver que una cosa es condenar a ETA y otra tratar de tergiversar la historia. Pero fue la portavoz de Aralar, Aintzane Ezenarro, quien dio en la línea de flotación del PSE, al recordar que en cuanto se produce un acto de «kale borroka» los partidos se pronuncian de inmediato, mientras que ante la reivindicación de Falange y Tradición y su «bienvenida» al Gobierno de López, el PSE no había dicho nada.
Paco García buscó la excusa de que si el Gobierno «ya está actuando» no era necesario otro pronunciamiento, a lo que la parlamentaria de Aralar contestó que también el Gobierno actúa contra ETA y eso no impide las reacciones de los partidos cuando atenta.
Desde el PP, Carlos Urquijo hizo un discurso cómodo, diciendo que estaba dispuesto a apoyar la propuesta inicial de EA pero que le parecía mejor la del PSE, y pasó por alto las alusiones de unos y otros al pasado que en su día compartieron falangistas y herederos del franquismo.
Iñigo Iturrate insistió en el discurso victimista del PNV, recordando su oposición a la Falange en el 36 y a ETA ahora, y lo incomprendidos que son en su buena voluntad, por la que les llueven palos por todos los lados.
El debate sirvió para sacar adelante una nota de rechazo y ocupar una hora del Parlamento. Pero se vio que el tema preocupa más bien poco a la mayoría de sus señorías.