La productora nórdica Yellow Bird se apuntó un gran tanto al conseguir los derechos para el cine de la trilogía de Stieg Larsson, antes de que la guerra hereditaria entre la viuda y la familia del escritor estallará; y a quien le ha pillado ahora en medio es a Quentin Tarantino en su deseo de adquirir las tres novelas para el mercado anglosajón. El productor Soren Staermose, impulsor del actual fenómeno que recorre las pantallas en todo el mundo, no está dispuesto a perder el tiempo en la pelea por hacerse con el manuscrito incompleto de la que supuesta cuarta entrega, por lo que tratará de lanzar internacionalmente a otros novelistas escandinavos. No cabe duda de que está trabajando a la carrera, con tal de que la moda no pase y las tres películas se estrenen casi seguidas.

Ésta es la razón por la que en «Millennium 2» no repite el realizador danés Niels Arden Oplev, que acabó el rodaje de «Los hombres que no amaban a las mujeres» agotado por el fuerte ritmo exigido. Le sustituye el sueco Daniel Alfredson, hermano de Tomas Alfredson, autor de «Déjame entrar». La condición que se ha visto obligado a cumplir es la de filmar la segunda y tercera parte de un tirón, al integrar ambas una misma trama. En ella Lisbeth Salander se verá implicada en el asesinato de dos colaboradores de la revista Millennium mediante pruebas falsas, destinadas a desviar la atención del reportaje de investigación sobre un escándalo sexual. Las previsiones apuntan a que la tercera entrega supondrá la consagración definitiva de la actriz Noomi Rapace por su fuerte caracterización feminista.