A pesar de que estaba semivacío, todos los asistentes del circo romano pusieron su pulgar hacia abajo a la hora de evaluar el debut continental del Baskonia. Y es que el partido que los de Ivanovic perpetraron ayer en la ciudad eterna es de los de mandarles a los leones. En uno de los peores partidos que se les recuerdan, los azulgranas, completamente sin ideas, tuvieron poco de gladiadores y sólo pudieron maquillar su desastre en el último cuarto, en el que hubo una pequeña opción de soñar.

Aunque clasificatoriamente la derrota no sea transcendente, las lagunas tanto atrás como adelante, las 16 pérdidas y el haber lanzado en 9 ocasiones más de tres que de dos son síntomas significativos que obligan a una profunda reflexión.

La cosa comenzó mal desde el salto inicial, con un arranque muy loco, sin que ninguno de los dos equipos lograra tomar el control y abusando ambos del tiro exterior. Las seis pérdidas y los pésimos porcentajes fueron el lastre de un Baskonia que, aunque manejó alguna renta, cedió el primer parcial por un punto (17-18).

Ni Marcelinho ni Rivas conseguían conectar el juego interior, con lo que de la mano de Jaaber y Hutson la Roma fue abriendo hueco para llegar cinco arriba al descanso al aprovechar la falta de criterio azulgrana.

Aunque pueda haber quien se escude en las bajas, la defensa del tercer cuarto no tiene ninguna justificación ante una Lottomatica Roma que tampoco demostró nada del otro mundo, por mucho que Jaaber y Hutson se pusieran las botas y se gustaran con canastas muy fáciles y espectaculares.

Tampoco la reacción del último parcial -Teletovic tuvo una penetración fácil para poner el equipo a cinco- sirve para lavar la penosa imagen que ofreció el equipo gasteiztarra, en el que difícilmente se puede salvar a nadie individualmente, ni a los diez rebotes recogidos por San Emeterio.