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Las aventuras de un poli-mili en la guerrilla centroamericana

En el restaurante Elortegi, de Lezo, se está desarrollando el rodaje de «El cazador de dragones», una reflexión sobre la lucha armada y una mirada al pasado realizada «desde el estómago». Patxi Barco dirige un guión de Ángel Amigo, en el que recrea la vida de un antiguo miembro de ETA pm, que opta por continuar la lucha en Centroamérica.

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A. EREÑAGA | LEZO

Cuando el productor y guionista Ángel Amigo preparaba su documental «El año de todos los demonios» (2007), una investigación en la que destapó la responsabilidad de fascistas italianos en la desaparición del militante de ETA Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, se encontró con que, de los encuentros que mantuvo con varios de sus ex-compañeros de militancia poli-mili, le salía una película.

Una historia que no es autobiográfica, ni tampoco retrata a un personaje real en concreto, sino que reúne las vivencias de varios. Y todos ellos terminan siendo retratados en Gorka, el personaje interpretado por el actor Asier Ormaza; un militante de ETA pm que, cuando a principios de los años 80 esta rama de la organización optó por abandonar las armas, decidió buscar su sueño revolucionario, como muchos otros internacionalistas, en guerrillas como la salvadoreña o en la lucha nicaragüense.

Treinta años después y cuando, paralelamente, sus ex compañeros de guerrilla en El Salvador (Fmln) ganan las elecciones, es espoleado por las preguntas de su hijo menor, Aitor. Gorka tiene que enfrentarse a su pasado -«¿cómo explicar a un niño que su padre mataba por solidaridad?», se pregunta Amigo- y lo hace narrándole su propia vida a través de un cuento, «El cazador de dragones».

En el restaurante Elortegi de Lezo, entre la bruma y el verde, y en una mañana lluviosa tan del país, allá, al final de una pista, el equipo de «El cazador de dragones» rueda la parte mínima de la película que transcurre en Euskal Herria, ya que la mayor parte se filmará en Cuba; nada menos que siete semanas.

El filme, coproducido por Zurriola Group Entertainment y el ICAIC de Cuba tiene una fuerte implicación cubana, tanto en cuando al apoyo técnico como en el equipo humano, y eso a pesar de que la cinta mezclará el euskara y castellano, según el idioma en el que se expresen los personajes. Euskara es el idioma en el que se relacionan Gorka y su compañera, Maddalen (Itziar Ituño), una enfermera pacifista y cristiana que trabaja en El Salvador y que aporta otra mirada en esta reflexión que, según Ángel Amigo, concluye en que «la violencia no es válida en un sitio, pero sí puede serlo en otro». Por el camino se encuentra con José (el actor peruano Roberto Tananta), un guerrillero de raíces indígenas, y Andrés (el cubano Carlos Acosta), un ex militar, líder de la insurrección.

Esta reflexión sobre la lucha armada podría realizarse desde otros parámetros, en términos más ideológicos y retórico, pero, en esta ocasión, la apuesta surge «muy desde el estómago», apunta el guionista, quien no busca analizar la bondad o no de quien la practica, sino relatar lo que va sintiendo, qué influencia ha tenido en las personas que la han practicado. Como apunta con ironía, «los ejércitos de todo el mundo tienen psicólogos para tratar el stress postraumático». Consciente de que provocará ampollas «en ambos lados», Ángel Amigo cree también que la película sorprenderá por su factura -«no es una película pequeña»- y por la acción, no en vano podría ser considerado como un proyecto de un título de aventuras, una road movie con paradas en Costa Rica, El Salvador...

Para Patxi Barco es su segundo largometraje tras «El final de la noche» (2003). Amigo buscaba a alguien «con la mirada no contaminada», porque no vivió en primera línea aquella época. Barco, bregado en teatro y series de televisión, vivía «en otra galaxia» y no sufre, como los protagonistas de aquellos hechos, «el Alzheimer selectivo que borra las cosas». En un descanso entre toma y toma, se asoma Ion Arretxe, el director de arte y protagonista de «Tiro en la cabeza», de Jaime Rosales. Una película dentro de la otra.

CUBA

La implicación del ICAIC cubano es especialmente importante en esta película, ya que, además de medios humanos, aporta gran parte del apoyo técnico. «No dirán que es una película pequeña: habrá tiros y aventura a punta pala», explica su guionista.

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