El padrón biométrico es el primer gran ganador de las elecciones a la presidencia de Bolivia
La implementación del nuevo Padrón Electoral Nacional, basado en un registro biométrico de los ciudadanos, supone la primera gran victoria de las próximas elecciones presidenciales, ya que ayuda a combatir el fraude y deja sin argumentos a la oposición.
Katu ARKONADA | Investigador y analista
Cuando quedan menos de 50 días para las eleccionespresidenciales del próximo 6 de diciembre, ya hay un primer ganador, el padrón biométrico y todos los que apostaron por él, así como quienes han hecho posible su desarrollo e implementación.
El Padrón Nacional Electoral actual tenía registradas 3.518.000 personas, las mismas que fueron a votar en el referéndum constitucional de enero de 2009, de las 3.891.316 llamadas a hacerlo. Tras la aprobación, el 14 de abril, de la ley que conmina al Órgano Electoral boliviano a crear un nuevo Padrón Nacional Electoral basado en un registro biométrico, esto es, que documente huellas dactilares, fotografía digital y firma, además de los datos referidos a la identidad de la persona, han sido registradas mediante este nuevo procedimiento 4.997.172 personas entre el 1 de agosto y el 15 de octubre que era la fecha límite de inscripción.
Una parte de estos casi 5 millones de personas son, por primera vez, residentes bolivianos en el extranjero. En concreto 170.503, empadronadas en los diferentes centros habilitados en Buenos Aires, Sao Paulo, Nueva York, Madrid y Barcelona.
Este registro biométrico, va a imposibilitar -o cuando menos debilitar- las denuncias por fraude, y deja sin argumentos a la oposición a Evo Morales, que fue la principal defensora de este nuevo padrón. Es tal el éxito que Argentina y Chile ya se han interesado por el modelo boliviano, por medio del vicecanciller argentino y el presidente de la Cámara de Diputados chilena.
Otro dato para el análisis es que el incremento de registros en poblaciones rurales, donde nunca había llegado un centro de empadronamiento, y ahora se han instalado unidades móviles, ha sido notable. Recientemente hemos visitado varias poblaciones rurales, donde gracias al padrón biométrico se había pasado de 1.500 personas inscritas a 2.200. Y no hace falta ser un gran analista para saber que un porcentaje muy alto de esos nuevos votos son votos campesinos, sindicalistas y militantes, que votaran por Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS).
Y para completar este primer análisis, los departamentos de occidente -tradicional bastión del MAS-, La Paz, Cochabamba, Potosí y Oruro, concentran el 58% del nuevo padrón electoral, mientras los departamentos orientales de la «media luna» Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando apenas llegan al 32%. Chuquisaca ha registrado en las dos últimas votaciones un empate técnico entre el oficialismo y la oposición.
Campaña Electoral
Mientras tanto, la campaña electoral ya ha comenzado, con dos actores principales. El tándem Evo Morales y Álvaro García Linera, con una campaña basada en los logros del primer Gobierno de un presidente indígena en Bolivia, que ha nacionalizado los hidrocarburos y repartido las enormes ganancias provenientes de su explotación entre la población más necesitada mediante los diferentes bonos del Estado.
Por otro lado, la otra dupla de «los prefectos», conformada por Manfred Reyes (ex prefecto de Cochabamba revocado en referéndum por su propio pueblo) y Leopoldo Fernández (ex prefecto de Pando, en prisión preventiva por la masacre de campesinos en el Porvenir, el 11 de setiembre del 2008), que a falta de programa político está consiguiendo aglutinar el voto antiEvo.
Las últimas encuestas publicadas otorgan al MAS una victoria incluso superior al 53,7% que consiguió en los comicios de 2005, mientras que el «Plan Progreso» de Manfred Villa, objeto reciente de polémica por estar siendo presuntamente financiado por Sánchez de Losada, ex presidente que huyó y se refugió en EEUU en octubre de 2003 y procesado por la justicia boliviana por crímenes de lesa humanidad tras la masacre de El Alto durante la Guerra del Gas, logra aglutinar en torno a sí a un 20% de intención de voto. El tercer candidato a ser tomado en cuenta, el empresario cementero y propietario de la cadena Burger King en Bolivia, Samuel Doria Medina, apenas alcanza el 10% de intención de voto.
De mantenerse estos resultados, no habría necesidad de una segunda vuelta, pues la Constitución establece que serán proclamados presidente y vicepresidente los candidatos que sumen el 50% más uno de los votos válidos, o un mínimo del 40% de esos mismos votos con una diferencia de al menos 10% respecto a la segunda candidatura más votada.
El mensaje que Evo Morales y el MAS están trasladando a sus bases es que hay que conseguir los dos tercios en la próxima Asamblea Legislativa Plurinacional para eliminar cualquier obstáculo al cambio y la transformación que está viviendo Bolivia. El Congreso, bicameral, cuenta con 36 senadores (4 por departamento) y 130 diputados, divididos en 53 diputados elegidos en circunscripciones plurinominales, 70 en circunscripciones uninominales y finalmente 7 en circunscripciones indígenas especiales.
La estrategia que están siguiendo para ello parece que da sus frutos. Morales ha colocado en primera línea a personas que pueden lograr muchos votos de las clases medias y urbanas. El ejemplo más claro es el de Ana María Romero, candidata a primera senadora por La Paz, ex defensora del Pueblo, ligada a movimientos de derechos humanos y a la Iglesia, y que nunca había militado en el MAS, una auténtica sorpresa para muchos y de quien se dice que podría ser el puente de diálogo con la oposición.
Del mismo modo, hay que prestar especial atención a los candidatos a la primera senaduría por Tarija, Rhina Aguirre, invidente, profesora jubilada y militante en colectivos pro derechos humanos; Beni, donde encabeza la lista el ex comandante del Ejército Freddy Bersatti; Potosí, con el actual defensor del Pueblo Eduardo Maldonado; o Cochabamba, con Adolfo Mendoza, destacado intelectual y profesor de Sociología en la Universidad cochabambina.
Cerrar las venas abiertas
En la inauguración del congreso del CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), celebrado la semana pasada en la ciudad de Cochabamba, el reputado intelectual brasileño Emir Sader, secretario ejecutivo del CLACSO, aseguró que no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria.
A su entender, Bolivia es un modelo para los intelectuales y los pueblos latinoamericanos, ya que conjuga la práctica política de un movimiento indígena, con su dirigente, Evo Morales Ayma, a la cabeza, con la capacidad reflexiva elaborada de un movimiento teórico expresada en la imagen de su Vicepresidente, Álvaro García Linera, a quien Sader definió como «el más importante intelectual latinoamericano contemporáneo».
En ese mismo acto, el presidente Evo Morales, parafraseando a Eduardo Galeano, afirmó que había venido para quedarse, en representación del movimiento indígena, campesino y originario, explotado durante cientos de años por el colonialismo, primero español y después criollo, y que ya era hora de cerrar las venas abiertas de América Latina, en relación a la explotación de los recursos naturales bolivianos.
Ya sabemos como acaba el libro de Galeano. En Bolivia, en cambio, el 6 de diciembre comenzará un nuevo capítulo del proceso que se abrió el 19 de diciembre de 2005.
El Gobierno de Bolivia apoya el impulso del proceso autonómico en el marco de lo que establece la nueva Constitución Política del Estado promulgada en febrero pasado, afirmó el presidente Evo Morales.
Al recibir en Tarija el apoyo de instituciones y personalidades que no son militantes del Movimiento al Socialismo (MAS), Morales destacó que son cada vez más los sectores que respaldan «un proceso de cambio que beneficia al país».
«La Carta Magna establece con claridad la necesidad de aplicar las autonomías en un marco de unidad y de integración que deben ser aplicadas con leyes y reglamentos a ser debatidos y aprobados por la Asamblea Legislativa Plurinacional a ser elegida el próximo seis de diciembre», subrayó.
La Constitución reconoce autonomías departamentales, regionales, municipales e indígenas. Adalid CABRERA