La Asamblea General de la ONU aprobó ayer por aplastante mayoría una resolución que de nuevo pide el levantamiento del embargo económico y comercial que hace casi medio siglo EEUU decretó contra Cuba. El texto logró un apoyo casi unánime de los 192 países que integran la ONU, ya que sólo tres (EEUU, Israel y Palau) votaron en contra y hubo dos abstenciones (Islas Marshall y Micronesia).

Ésta es la decimoctava ocasión consecutiva que la Asamblea General se pronuncia a favor de la resolución, presentada en esta ocasión por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, para pedir el fin de las sanciones estadounidenses impuestas en 1962.

Poco antes de votar, Rodríguez dijo que el embargo es «una política absurda que provoca carencias y sufrimientos», y lo calificó de «violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos». Añadió que en la Convención de Ginebra de 1948 esa imposición «aparece tipificada como un acto de genocidio. Es éticamente inaceptable».

La embajadora de EEUU ante la ONU, Susan Rice, criticó «el lenguaje de la Guerra Fría» de Rodríguez y subrayó que su país «tiene el derecho soberano» de conducir sus relaciones económicas como crea oportuno.