La versión de «Tengo una pregunta para usted» en forma de triángulo no aporta mucho más que cuando se trata de unipersonales realizados por o con primeras figuras de la política. Es un poco menos tedioso, más ágil, aunque analizado el asunto en frío, tampoco es cierto, todo depende de los ensayos. Sí, este programa que ahora conduce Ana Blanco, lo manosean tanto en las promociones de TVE, que nos pareció bastante más interesante los ensayos, con protagonistas de figuración que con los convocados, los dirigentes de dos simulacros de sindicato y el representante de la patronal. Los unos tienen mucha retórica caducada hace trienios; el otro tiene mucha cara.

Los ciudadanos seleccionados para preguntar sacaban unos papeles tan doblados, tan usados, que se convertían en vocalistas de un recitado ajeno a sí mismos. No preguntan los individuos allí colocados, leen unas preguntas redactadas, pactadas, ensayadas. No hay espontaneidad ninguna, hay un guión que se sigue a rajatabla, no existe ni un ápice de soltura para repicar o repreguntar, por lo que nos llega como una mentira muy mal resuelta en la realización. Así que ellos, el trío de la bencina y el pactismo mutual resultaban tan rápidos de reflejos porque había truco: se lo sabían todo, sabían las preguntas y sus asesores habían preparado las respuestas. Tenían un margen para la improvisación tan limitado que solamente cabía un error, un silencio, un carraspeo. El resto parecía todo controlado. Y lo estaba.

Lo que se entendía como un nuevo modelo de periodismo abierto, popular, de base, con la supuesta la llegada de aire fresco a través de ciudadanos anónimos que podían ejercer su derecho a conocer, que se sobreentendía hacían las preguntas que interesaban a amplias capas sociales se ha frenado en seco. Se ha abortado esa posibilidad y estamos ante lo de siempre, pero en forma de coro. Un paso atrás, una regresión, todo suena a una fórmula que manteniendo el fondo de siempre intenta engañar con sus formas aparentemente más participativas. De seguir así, por este descenso a lo plano y previsible, solamente tienen una solución que deben tomar en frío: que lo conduzca Belén Esteban.