La inmediatez, la premura, la urgencia son algunas de las características más valiosas en el ámbito de la información. En periodismo, especialmente en radio, televisión e internet, dar la noticia antes que la competencia supone un valor añadido que muchas veces se traduce en incrementos de audiencia en el corto plazo y de prestigio corporativo en el largo. En algo de todo esto debían estar pensando ayer en RTVE cuando, a las nueve de la mañana, informaban en rigurosa primicia del registro policial de un despacho de abogados vascos en Oiartzun y de la detención de uno de ellos, Joseba Agudo. Ambas cosas llegaron a producirse: el registro comenzó más de una hora después y el arresto bien entrada la tarde.

Que las cámaras de TVE llegasen a Oiartzun mucho antes que los patrols de la Guardia Civil podría interpretarse como todo un ejemplo de periodismo de anticipación. Pero la realidad es muy otra. La «agilidad» de los reporteros sólo responde a una simple aunque llamativa descoordinación entre jueces, policías y órganos informativos afectos al Gobierno en lo que, por otra parte, no es más que una rutinaria forma de trabajar en «estrecha» colaboración.