Maneras de morir
«El destino final 3D»
M.I. |
La cuarta entrega de la saga «Destino final» se apunta al 3D, lo que le permite repetir el esquema argumental de los tres títulos precedentes pero en un nuevo formato. Los efectos tridimensionales están siendo muy utilizados por el cine de terror, que encuentra así una manera de reforzar los sustos con que impresionar a las jóvenes audiencias. «El destino final 3D» utiliza dicho recurso para el lanzamiento desde la pantalla de objetos puntiagudos, frente a los que el espectador tiene la impresión de que se le van a clavar en pleno rostro. Por lo demás, no hay otras posibles variaciones y sigue la línea inicial marcada hace nueve años por la primera película de James Wong. David R. Ellis, que se encargó de la posterior secuela, vuelve a dirigir otra variante del tema de las premoniciones mortales. El supuesto atractivo reside una vez más en el diseño de las escenas en las que los protagonistas van a ir muriendo, uno a uno, al recaer sobre ellos la maldición de haber sobrevivido a una catástrofe para encontrar después un final aún peor. El accidente del que son avisados a tiempo sucede ahora en un circuito automovilístico, así que a partir de esa premisa los guionistas se las han de ingeniar para sorprender al público con diferentes formas de morir no vistas anteriormente.