Después de debutar en la dirección al alimón con Ramón Térmens en «Jóvenes», Carles Torras realiza un primer largometraje en solitario también a modo de retrato coral sobre su generación. «Trash» abunda en la idea de que los actuales treintañeros están condenados al fracaso sentimental, por razones como el miedo al compromiso, el individualismo a ultranza y la tendencia a la soledad. En función de tal manera de ser y de actuar las relaciones sexuales que imperan son de usar y tirar, a la par que resultan perfectamente intercambiables. A falta de cualquier asomo de estabilidad la convivencia entre ambos sexos se hace cada vez más difícil, con el consiguiente caos derivado de los celos incontrolados o mal reconducidos. El personaje que sufre más por las infidelidades de su pareja es el encarnado por la actriz revelación Judit Uriach, que ya se postula para el Goya de esta categoría. Es la novia del músico de mala vida incorporado por Óscar Jaenada al bajo, quien no parece hombre de una sola mujer. Al resto de mujeres de la familia tampoco les va mejor, especialmente a la madre que interpreta Assumpta Serna, y que sufre una grave enfermedad. Alrededor de ellas se mueven otros tantos tipos cruzados, dentro de un entrelazado de oscuras y duras historias, que han hecho que «Trash» sea comparada con las primeras películas de Alejandro González Iñárritu, sobre todo con «Amores perros».