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«He cruzado las obsesiones de mi tiempo con las de El Bosco»

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Blanca LI I Coreógrafa y bailarina
 
Nacida en Granada, realizó sus estudios de danza en Nueva York. Fundó su compañía en 1993. Su estilo es conocido por lo heterogéneo de sus propuestas. Ha recibido varios premios e incluso ha sido ordenada Oficial de las Artes y las Letras en el Estado francés.

Idoia ERASO |

De gira desde el pasado mes de junio con su última creación coreográfica, “El Jardín de las Delicias”, inspirada en el célebre cuadro de El Bosco, Blanca Li estará hoy a las 20.00 h. en la Gare du Midi de Biarritz. Un espectáculo «divertido» que crea lazos muy fuertes con el público y suscita emoción y risa entre los presentes en la sala.

¿Qué es “El Jardín de las Delicias”?

Es un espectáculo inspirado en el cuadro de El Bosco que está en el Museo del Prado. Lo vi cuando era pequeña y me quedé «colgada» de él. Cuando fui a Nueva York a estudiar, tenía la idea de que mi primer espectáculo fuese precisamente sobre él. Un día fui a ver el espectáculo que hizo Martha Clarke (el montaje teatral sobre “El Jardín de las Delicias” que triunfó en el Off-Brodway en 2008) y me encantó, me enamoré de su creación y pensé que yo lo haría en otro momento de mi vida. Lo dejé y han pasado más de veinte años.

¿Qué es lo que le indujo a realizar el proyecto?

Hace dos años me encontré con Eve Ramboz, que ha hecho el trabajo de animación de vídeo. Estaba trabajando en un proyecto con ella y me enseñó unas imágenes de animación que estaba haciendo sobre El Bosco. Cuando vi eso me despertó de nuevo la ilusión que tenía y para mí fue obvio que era el momento para hacer el espectáculo. Le dije que quería hacer este espectáculo y que quería trabajar con ella para que hiciese la animación, utilizar el cuadro para que «viva». Hemos hecho un trabajo conjunto en donde hay dos partes en el espectáculo que se cruzan. Por un lado, está el mundo actual y en el otro se evoca toda la fantasía, toda la poesía y la locura que hay en el cuadro. Estos dos mundos se van cruzando hasta que llega un punto en el que se juntan. Quería evocar el mundo contemporáneo a través de esta pintura, en la que El Bosco evocaba también las obsesiones de su tiempo. He hecho las obsesiones del mío y las hemos cruzado. Es una obra que pasa de momentos teatrales muy cómicos y un poco cabareteros, a otros muy poéticos y fantásticos en un mundo lleno de color en donde todo el movimiento y el trabajo coreográfico está basado en la animalidad del cuerpo.

Para ello ha utilizado diferentes estilos de danza.

Ese es mi sello: lo mezclo todo, me encanta jugar con muchos estilos. En este espectáculo concretamente he intentado que toda la parte coreográfica sea corporal, pero con una fisicalidad muy trabajada hacia lo que es lo animal: los cuerpos van convirtiéndose en animales extraños. Hemos hecho un trabajo de suelo en las partes bailadas. Las partes que son más del mundo real, son más teatrales y las de danza son más divertida.

¿Y qué mensaje quería transmitir?

Pasar desde un cuadro que tiene siglos hasta hoy y ver que de, alguna manera, las obsesiones de una época y de otra evolucionan, pero que, en el fondo, hay cosas comunes a pesar de los siglos. Las diferentes épocas tienen una continuidad. Hay cosas que los artistas de hoy seguimos evocando: el cuadro es super moderno.

«El espectáculo está tan lleno como el cuadro»

El cuadro tiene una estética bastante cargada.

Sí, es muy colorido y, por más que lo mires, siempre se encuentra algo nuevo. Tiene una estética casi pop.

¿Eso lo podemos encontrar también en su espectáculo?

Sí, en el espectáculo hemos trabajado mucho el color, hay una estética muy precisa que corresponde totalmente al cuadro: hemos trabajado mucho el color y la textura del cuadro. Es un espectáculo muy divertido, porque pasa totalmente de una cosa a otra y resulta sorprendente el cambio. Es una ida y vuelta continua entre el cuadro y la actualidad.

¿Los bailarines se introducen en estos dos mundos?
Los bailarines van corriendo sin parar cambiándose como locos de vestuario. Hay miles de cambios. En el espectáculo somos nueve bailarines y parece que hay veintinueve. Es una obra que va muy rápido, en donde pasan muchas cosas y mucho movimiento. Está tan lleno como el cuadro: da la impresión que no cabe nada más. I. E.

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