Más de 60 miembros de los servicios de seguridad en la zona de Bagdad que fue escenario del doble atentado del domingo fueron detenidos ayer.

Entre los arrestados hay 11 oficiales, cuatro de ellos del Ejército y siete de la Policía, entre ellos el jefe de la Policía de Salhiya, sector donde tuvieron lugar las explosiones, que dejaron un saldo de 153 víctimas mortales.

Testigos aseguraron que uno de los dos coches bomba conducidos por kamikazes era de la compañía de agua de Fallujah, una de las históricas plazas fuertes de la insurrección y de los grupos vinculados a Al-Qaeda.

Por otro lado, el Parlamento iraquí suspendió por falta de quorum el voto de la ley electoral, lo que dificulta la convocatoria de enero. Los kurdos se ausentaron por la cuestión de Kirkuk.