Maite SOROA
El PNV y la Ley del Aborto
Entiendo que cada medio de comunicación, cada obispo o cada empleado de banca es muy libre de juzgar los posicionamientos ajenos en relación a temas de trascendencia. A eso se le llama crítica política. Sana o preñada de malas intenciones, pero crítica al cabo.
Cosa bien distinta es entrar en pellejo ajeno y que el lobo, cubierto de piel blanca, ejerza de portavoz de los corderos. Algo así pasa con el voto del PNV a la reforma de la Ley del Aborto.
Para que vean a dónde llegan las cosas, los voceros de la derechona de toda la vida española llegaban casi a reivindicar la doctrina de... Sabino Arana. No se lo pierdan.
Según el editorialista de «Abc» «el Partido Nacionalista Vasco está en su derecho de votar lo que le venga en gana y pactar con quien crea oportuno y lo necesite». Lo que no obsta para que, a continuación, nos suelte la soflama: «Este despropósito ha terciado a favor el PNV, un partido que se declara democristiano y heredero activo de Sabino Arana, un enfermizo integrista católico que apostaba por un Estado vasco confesional y que convertía los principios del catolicismo en una especia de `sharía' o ley integral de la vida privada y pública. El lema del PNV, `Dios y las viejas leyes', resume ese teocentrismo fanático con el que Sabino Arana fundió nacionalismo y religión». El que nos obligó a comulgar y todo eso fue Franco. Y «Abc» le sostenía el palio.
También el editorialista de «La Razón» se hacía jelkide y se metía en las botas de su militancia. Hablaba así de «un partido de asentada trayectoria histórica ligada al humanismo cristiano» y advertía que «es obvio que los dirigentes del PNV no responden al criterio ni a los valores de una inmensa mayoría de sus votantes tradicionales». Pues yo tengo una amiga que va al batzoki y no la he notado muy disgustada.
Lo mejor llegaba cuando el editorialista se apoyaba en la melonada del obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta Gavicacogeascoa (así, con ces y uves), que recordó al PNV que «en su día, la esclavitud y el nazismo también fueron asumidos y apoyados». Y los de antecesores de Iceta eran, además, entusiastas.