La sesión vespertina posterior a la derrota copera en Vallecas no fue todo lo tranquila que cabía esperar tras la disputa de un partido. Para empezar, estaba la duda de si Koikili, que se tuvo que retirar del Teresa Rivero por una contusión en los huesos propios de la nariz, podría entrenarse, y el de Otxandio lo hizo con un apósito en la parte afectada.

Los contratiempos no finalizaron ahí, ya que el entrenamiento contó con una ración adicional de susto. El que provocó Iñigo Díaz de Cerio cuando tuvo que retirarse tras un choque con Susaeta. Al delantero donostiarra hubo que aplicarle varios puntos de sutura en la brecha que se generó tras el golpe con el de Eibar.

No todo fueron malas noticias para Caparrós. Ustaritz y De Marcos dieron muestras de encontrarse totalmente recuperados de sus problemas físicos, una sobrecarga muscular en el caso del defensa y una amigdalitis, en el del arabarra.

A la conclusión del entreno, Javi Martínez recordó la necesidad de obtener un triple cuanto antes después de haber sumado un único punto en los últimos cinco envites disputados. «Hay que ganar siempre, pero ahora que necesitamos sumar, más todavía», indicó el medio centro.

«La gente está deseando que hagamos lo mínimo para ayudarnos y tenemos que salir desde el primer minuto a por ellos. Tenemos que forzar alguna falta o algún córner para que el público esté pronto con nosotros», indicó el de Aiegi.

Flores ensaya un 4-4-2

El nuevo técnico del Atlético de Madrid, Quique Sánchez Flores, que debutará en Liga en San Mamés, ensayó con un 4-4-2, si bien no dio pistas sobre quienes serán los once futbolistas que saltarán de inicio.

El madrileño variará el esquema que puso en liza en su victoria copera ante el Marbella, donde jugó con un punta, y, durante más de media hora, llevó a cabo acciones de ataque con dos futbolistas por posición.