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Alpinismo Tien Shan

El Pobeda sigue recogiendo aportaciones de mucha calidad

Los siberianos Vitaly Gorelik eta Gleb Sokolov se hacen en 9 días de actividad con el primer ascenso del contrafuerte oeste de la cara norte del sietemil. Por su parte, Viktor Koval y Sergei Kondranshkin firman la tercera escalada de la dura ruta Zhuravleva.

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Todos los montañeros que se han acercado al Pobeda (7.439 m, Tien Shan) saben que escalar esta montaña es como enfrentarse a un ochomil. Y es que sus características, la logística y las condiciones meteorológicas la sitúan a la par de esos grandes. Es el punto más alto del Tien Shan, una cima con carácter y el sietemil más septentronal del mundo. Las condiciones meteorológicas son tales, que los alpinistas llaman al Pobeda «el rincón putrefacto». Y no es de extrañar, ya que los cambios repentinos se traducen en tormentas de nieve, nula visibilidad y vientos de hasta 150 km/h. Y, como es de esperar, el invierno es casi imposible.

Este es el panorama que presenta el Pobeda (también llamado Victoria), y, como cabe esperar, las nuevas aportaciones que se realizan en la montaña siempre llevan el sello de dureza. No es fácil enfrentarse a esta montaña; sobre todo, si se quiere realizar una nueva línea. Eso es lo que les ha pasado a los siberianos Gleb Sokolov y Vitaly Gorelik.

Estos dos grandes alpinistas se hicieron durante el pasado verano con uno de los últimos grandes retos: la primera al contrafuerte oeste de la cara norte.

«Escalamos una ruta que ha sido un sueño para muchos. Todos ellos estaban atraídos por este contrafuerte. No quería un grupo grande, ya que la ruta es peligrosa. Me pareció que lo mejor sería una cordada de 2 alpinistas porque, gracias a su ritmo, puede evitar más fácil las avalanchas. Conozco a Gorelik desde la expedición al K2, y sé que era fuerte; por eso lo intentamos», asegura Sokolov.

Nueve días

Para el 18 de agosto ya estaban en el campo base. Dos días más tarde comienzan una actividad que duró 9 días: 7 de ascenso y 2 de descenso (en plena tormenta). Tuvieron que enfrentarse a terribles condiciones traducidas en fuertes vientos, aludes de nieve, frío infernal...

El propio alpinista siberiano adelanta más detalles: «No tuvimos suerte con las condiciones. Además, los vivacs en esta tapia de 2 kilómetros y medio eran muy incómodos; sólo 2 noches fueron `normales'. Sobre la ruta, las mayores dificultades las encontramos en el hielo. Eran palas muy empinadas y duras. Y la zona inferior estaba llena de rocas blancas y rojas descompuestas. Tampoco había oportunidad alguna para una retirada de emergencia. Era una trampa. En este sentido, el K2 fue mucho más fácil. A la vía le hemos llamado `Camel' (6b, escala rusa)».

Mientras tanto, la cordada formada por Viktor Koval y Sergei Kondrashkin firma la tercera ascensión de la dura ruta Zhuravleva. Abierta en 1990 por Viktor Zhuravlev, sólo contaba con la repetición de equipo liderado por Sergei Penzova en 1997.

La línea comienza a 4.800 metros, justo en la base del contrafuerte noreste. 2,6 kilómetros de paredón, una ruta lógica, nueve días de actividad y 6a en la escala rusa.

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