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IBILIZ IBILI Jesús Mª Alquézar

Trekking de la costa vasca Desde Bidarte hasta Baiona

El último eslabón de la costa vasca hacia oriente se configura entre Bidarte y Baiona-La Barre, en Lapurdi. El punto final a las últimas entregas de la ruta del litoral vasco, que hemos ido recorriendo sucesivamente en diferentes «Ibiliz» de Mendia. Nos falta este curioso y original sector, un mixto entre los últimos amables acantilados, las grandes playas y la parte urbana romántica, de la «Belle Époque», en la travesía de Biarritz. Vayamos pues a completar este viaje a pie, que no les defraudará en absoluto.

Desde Bidarte, tras la rápida visita al coqueto pueblo, iniciará el senderista la marcha por la carretera interior hacia Biarritz (500 m) en busca de la playa de Erretegia señalizada y a la izda. Allí finaliza la balizada senda litoral de Lapurdi y comienza este sugerente itinerario, para recorrer las grandes playas. Imprescindible, tome nota querido lector, jugar con las mareas, dado que en ocasiones las aguas llegan hasta la base de los suaves acantilados, cerrando la ruta, porque aunque puede seguirse por el perfil de los farallones, por las colinas adyacentes, es recomendable hacer lo que aquí y ahora sugerimos. Caminará el aficionado sobre los arenales de la playa Pavillon Royal, en un ejercicio diferente que emociona. Encadenando playas, bajo las escarpaduras finalizará estos primeros «momentos», a las puertas de Biarritz, para atravesarlo reviviendo las historias románticas de la Belle Époque, de esta localidad que acogió desde emperadores, príncipes, aristócratas, familias poderosas, intelectuales, músicos y artistas que querían vivir a la sombra de los reyes, del poder, gastaban dinero y levantaban palacios vistosos. Por ahí discurrirá la marcha, superando sucesivamente, el castillo de Ilbarritz, la pasarela del rocher de la Vierge, la atalaya de los Balleneros y su pequeño puerto pesquero. Se seguirá caminando, si se desea por la Grande plage o bien por el paseo, disfrutando del casino, grandes hoteles y terrazas, dominando siempre el espectacular océano, protagonista una vez más de la excursión. Las escaleras de la Côte des Basques, que superan los últimos acantilados, los de Saint Martin, llevan al viajero hasta el emblemático faro de Biarritz, insuperable mirador, decorativo en la lejanía que da paso, entre calles hasta el Bidegorri, que evita una horrorosa construcción marrón de plantas escalonadas. Está ya el caminante frente a la larguísima y preciosa playa de la Chambre d´Amour, una larga hilera e incomparable arenal, las dunas de Angelu, a donde llega derivando a la izda. Y aquí tiene dos posibilidades. Si la marea lo permite diríjase hacia el otro emblemático faro, diminuto en el horizonte, el de la Barre de Baiona, por la orilla, con playas que cambian de nombre: Ocean, Dunes, Cavaliers y La barre, incomparable, pero tampoco es de desmerecer el recorrido siguiendo la antigua pasarela peatonal hoy paseo cementado (4 km). Son los últimos compases, el final de la tierra vasca, allí donde desemboca el Adour-Atturri, cuando las montañas dejan paso a las llanuras francesas. Se acabó nuestra costa, no hay más, después vendrán Las Landas.

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