CRíTICA cine
«Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina»
Koldo LANDALUZE
El anuncio del gran interés que Quentin Tarantino y Brad Pitt han mostrado por la trilogía «Millenium» ha coincidido con el estreno de la segunda adaptación del original literario de Stieg Larsson y ello puede condicionar el desarrollo comercial de este filme que, al igual que el anterior, se muestra como un producto bien cortado pero que adolece de entusiasmo. No soy de los que opina que se trate de un reto imposible trasladar a la gran pantalla la gran cantidad de material escrito que legó Larsson, porque parto de la base de que el lenguaje cinematográfico es diferente y siempre es posible superar el reto-lastre que supone adentrarse en la mente de un lector-espectador que ha hecho suyo el imaginario literario. Por ese motivo, retos tan imposibles como podrían parecer «Moby Dick» o «El nombre de la rosa» han adquirido vida propia gracias a la perspectiva del que se colocó detrás de la cámara. Lamentablemente, el riesgo no es precisamente lo que se asume en «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina» porque el cineasta Daniel Alfredson, hermano de Tomas Alfredson -autor de esa joya titulada «Déjame entrar»- ha seguido al dictado las mismas pautas que marcó Niels Arden Oplev en la anterior «Los hombres que no amaban a las mujeres».
En este esperado reencuentro con el periodista Mikael Blomkvist y la hacker Lisbeth Salander, nos volvemos a tropezar con una atmósfera muy oportuna pero con una trama que, a pesar de haber obviado algunos pasajes señalados de la novela, no consigue concretar las diversas subtramas que cohabitan en la película: los asesinatos que señalan a Salander como responsable y las que aluden a la trata de blancas. En este nuevo descenso a los infiernos y, sobre todo, en este acercamiento a la cara menos amable de la sociedad sueca, falla ese entusiasmo que debería espolear la fiereza coherente e imprevisible del personaje que tan bien ha sabido interpretar Noomi Rapace.
Dirección: Daniel Alfredson.
Int.: Noomi Rapace, Michael Nygvist.
País: Suecia, 2009. Duración: 129 m.