La Administración estadounidense tiene que elaborar una nueva estrategia para intentar recuperar su credibilidad y relanzar las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina tras su tropezón en la cuestión de las colonias sionistas, destacan los analistas en Washington.

La diplomacia estadounidense se esfuerza desde hace varios días en desactivar el malestar creado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que calificó como «sin precedentes» una oferta israelí de congelación parcial de la colonización, dando la impresión de que Wa-shington había echado marcha atrás en su oposición a las nuevas colonias sionistas.

Desde la Autoridad Palestina, que exige una paralización completa de la colonización antes de retomar las negociaciones interrumpidas desde hace casi un año, se mostraron «satisfechos» por las explicaciones estadounidenses, pero a juicio de Aaron David Miller, del Centro de Estudios Internacionales Woodrow Wilson, es el Gobierno israelí quien ha ganado la partida.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, «ha jugado brillantemente. Nos ha vencido estratégicamente. Ha puesto a Mahmud Abbas a la defensiva y ha dicho `no' a la gran potencia, con el menor costo y sin consecuencias», considera este ex consejero para Oriente Medio de administraciones precedentes.

Esta analista califica de paradójico que el equipo de Obama haya pasado de tener una actitud inicial considerada más dura con los israelíes y comprensiva con la Autoridad Palestina a dejar el peso de la responsabilidad a estos últimos.

A juicio de Miller, Wa-shington ha llegado a la conclusión de que debía cooperar con el Gobierno israelí en la cuestión de las colonias, considerando que los puntos cruciales del conflicto eran la cuestión de las fronteras, el estatus de Jerusalén, el destino de los refugiados y la seguridad de Israel.