Un municipio eslovaco levanta un muro para aislar a los gitanos
GARA |
Un muro de 150 metros de largo y dos metros de grosor aísla desde hace días a la población gitana del resto de la ciudad eslovaca de Ostrovany. El muro, cuya construcción fue aprobada en 2008, es el último capítulo de una creciente tensión entre los habitantes de la localidad y la minoría gitana que vive en un asentamiento cercano.
«No soy racista», asegura Cyril Revákl alcalde de Ostrovany, para añadir que «no deseo a nadie tener que pasar por un infierno diario, como la gente que vive en la cercanía del asentamiento».
La principal acusación contra los gitanos se refiere al frecuente robo de fruta de los jardines privados. Otros episodios más violentos terminaron con un vecino muerto y otro herido.
El pueblo ha albergado manifestaciones de grupos de extrema derecha. «Estamos como en un zoológico», denunció un gitano al diario «The Slovak Spectator».