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Txelui Moreno y Marine Pueio Miembros de la izquierda abertzale

Presupuestos 2010

Frente a estos presupuestos es necesario movilizarse y reclamar que la factura del festín especulativo la paguen los comensales que se hinchan a costa de los demás Necesitamos un marco propio de relaciones laborales, un sistema financiero propio... soberanía también para construir un modelo económico acorde a nuestras necesidades

Al parecer, hemos entrado en el acto final de la obra de teatro de este último mes protagonizada por UPN-PSN.

Atrás quedaron las bravuconadas del portavoz socialista, e incluso la denuncia de irregularidades en la forma de calcular las liquidaciones de obras. También las declaraciones rimbombantes sobre política social y apoyo a las personas más desfavorecidas, las políticas de creación de empleo o un cambio en las políticas fiscales que aumenten la progresividad y graven a los poderosos.

Después de los discursos para la galería viene el discurso partidista, el real, el que beneficia a los de siempre, el que nos habla de «responsabilidad política, estabilidad institucional, compromiso ante la crisis». Palabras huecas que lo mismo valen para «un roto que para un descosido».

La sintonía entre el PSN y UPN en lo económico viene precedida por el pacto españolista para impedir el reconocimiento de los derechos de Euskal Herria, el derecho a decidir de la ciudadanía navarra y por el apoyo a la investidura de Sanz y Barcina. No hay diferencia ni en lo político ni en lo económico entre los dos partidos, a lo sumo intereses personales en uno u otro por ocupar el liderazgo.

Mientras UPN-PSN discuten sobre proyectos faraónicos y cómo beneficiar a los poderosos, la realidad entre la población es bien distinta: uno o una de cada tres navarros no llega a final de mes; el número de empleos fijos baja (11.100), mientras suben los temporales (7.800), con lo que esto supone de pérdida de derechos y salario; el sector agrario pierde uno de cada tres empleos en el desarrollo de la política del «desmantelamiento del campo» de UPN-PSN.

Sin embargo, en vez de hacer frente a esta situación con un cambio en la política fiscal, en la forma de recaudar y de distribuir, se permite el fraude fiscal; la presión fiscal en Nafarroa (32,5%) está por debajo de la del Estado y la de Europa (39,8%); el impuesto de sociedades (28%) está por debajo del que tiene el Estado español (30%), o se suprime el Impuesto del Patrimonio y con ello se dejan de recaudar 60 millones de euros. Y, por si esto fuera poco, diariamente vemos cómo la clase política mete la mano en las arcas públicas o cómo los partidos y sus dirigentes son acusados de corrupción.

Sin olvidar que los bancos, que han recibido del erario público miles de millones de euros, siguen sacando suculentos beneficios que van a parar a sus bolsillos en forma de jubilaciones, planes de pensiones, o rescisiones de contrato.

Desde la izquierda abertzale queremos trasladar al conjunto de la ciudadanía con rotundidad que frente a estos presupuestos es necesario movilizarse y reclamar alto y claro que la factura del festín especulativo la paguen los comensales que se hinchan a costa de los demás. Que la pague el capital, que la paguen los responsables.

Es hora de construir una alternativa a este sistema capitalista, injusto y depredador. Es hora de construir un sistema al servicio de la mayoría social y las necesidades reales. Es hora de construir una Nafarroa sobre valores de izquierda.

Para ello necesitamos superar el veto impuesto por el binomio UPN-PSN y dotarnos de instrumentos propios para regular y dirigir nuestra economía, para no pagar los errores e injusticias de un sistema económico que no hemos podido elegir, que nos ha venido impuesto y sobre el que no se nos permite decidir.

Un marco propio de relaciones laborales para Euskal Herria, un sistema financiero propio, soberanía en materia fiscal... son algunos elementos imprescindibles para poder darle vuelta a esta situación. En definitiva, necesitamos soberanía con mayúsculas, también para construir un modelo económico acorde a nuestras necesidades.

Por todo ello y frente a los presupuestos antisociales, excluyentes, ultra-neoliberales y al servicio del capital, es importante la movilización. Responder a esta situación, hacernos oír y superar el chantaje permanente que se nos hace jugando con nuestras necesidades. Ésa es la única receta válida hacia el cambio político y social.

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