No he visto «Ander», la película del coruñés Roberto Castón, y me lo van a poner difícil. La distribución y la exhibición en el Estado español no abre el camino a las producciones modestas, realizadas de un modo poco convencional y que versan sobre temas nada habituales o tocados por la marginalidad. No importa la calidad, la autenticidad o el interés humano que pueda llevar consigo un proyecto determinado, lo que cuenta es la venta de entradas y palomitas, supuestamente garantizadas por las superproducciones, la aparición en el filme de esta u otra estrella o la firma de directores de reconocido prestigio internacional.

Así que el camino hacia la distribución de un drama gay rural rodado en euskara está, más que cantado, digamos que repleto de peajes. Lo curioso del caso es que, por poner un ejemplo, el Estado francés cuenta con treinta copias para su mercado y la cinta se va a poder ver en lugares tan remotos como Taiwán o Israel, además de en otros algo más cercanos como Alemania u Holanda. ¿A qué se debe? Lo ignoro. ¿Más gays confesos y cinéfilos? Lo dudo.

Si el debut de Roberto Castón como director de largometrajes nació de la necesidad de hacer cine sobre «la diferencia diferente», va a resultar que la diferencia no interesa a las salas comerciales estatales, menos aún si es tan «distinta». Por lo tanto, no es extraño que las películas de temática gay surjan con cuentagotas, y qué decir de una que aleja su historia de la urbe, de los entornos más o menos chic. Porque mientras Ang Lee nos vendía la historia de amor entre dos machotes vaqueros estadounidenses y era recibido con honores por todo el mundo (a mí, la película me gustó), aquí la cosa no acaba de cuajar. Eso de colocar a un casero, pongamos que del Goierri, mostrando su lado sensible y gay con un tipo llegado del Perú, como que chirría; vamos, lo dicho, no es nada «estético», al parecer, para un distribuidor español. Además, añadámosle el «pequeño» inconveniente idiomático. Una película en «vascuence», sobre la homosexualidad en la aldea... Buf. Mejor lo dejamos para los festivales. De hecho, el filme se podrá ver en el festival LesGaiCineMad, en Madrid, la urbe. Y como recurso desesperado para interesados, a lo mejor la recogen en el catálogo mundial de cine de autor en la red en streaming de alta calidad, TheAuteurs.com. Eso sí, a 5 euros por película. ¡Paisanaje!