La ONU anuncia la retirada de personal extranjero «no esencial» de Afganistán
Duramente criticada por su gestión del desastre electoral afgano y acosada por la guerrilla talibán, la ONU ha comenzado a sacar a su personal extranjero del país, mientras sus portavoces muestran su hastío por el callejón sin salida en el que se ha convertido Afganistán. Mientras, tanto EEUU como la OTAN tratan de presionar al redesignado «presidente» afgano, Hamid Karzai, amagando con condicionar su apoyo militar a un compromiso contra la corrupción.
GARA
La ONU va a evacuar «temporalmente» de Afganistán a la casi totalidad de sus 600 empleados extranjeros «no esenciales».
La decisión ha sido tomada días después del ataque la semana pasada contra un centro que albergaba a personal de la ONU en el centro de Kabul. El ataque, reivindicado por la milicia talibán, se saldó con la muerte de cinco extranjeros, dos policías y tres asaltantes.
El portavoz de la ONU en Kabul, Dan McNorton, aseguró que la decisión será reexaminada «dentro de varias semanas, mientras la seguridad es reforzada» en Afganistán.
La ONU cuenta con 5.600 empleados, el 80% de ellos afganos. McNorton salió al paso de especulaciones sobre el alcance de la medida. «No nos vamos a ningún sitio. Llevamos más de medio siglo en Afganistán y los programas continúan», señaló.
En la misma línea, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró en su visita del pasado lunes que «no nos dejaremos amedrentar y el trabajo de Naciones Unidas seguirá».
No obstante, el jefe de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), Kai Eide, ha dado a entender justo lo contrario esta semana al advertir de que la paciencia de la ONU con el Gobierno afgano tiene un límite.
«Algunos afganos piensan que Afganistán reviste tal importancia estratégica que nosotros seguiremos aquí pase lo que pase. Y eso es, simplemente, falso», señaló en declaraciones a la cadena PBS.
Callejón sin salida
La ya escasa credibilidad de la ONU ha quedado seriamente comprometida con su gestión del desastre electoral afgano.
Otra cosa son las responsabilidades. Y es que la que se puede atribuir a la ONU es que se ha convertido en una organización meramente subsidiaria de los planes bélicos y estratégicos de EEUU en el escenario afgano.
Mientras el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, sigue debatiendo con sus generales qué hacer, Washington ha dado a entender que condiciona el posible envío de refuerzos militares a un compromiso del Ejecutivo títere de Hamid Karzai contra la corrupción. Pura pose, cuando la Administración estadounidense es consciente de que ha sellado su destino en Afganistán con el de Karzai.
Occidente no tiene a día de hoy otra alternativa -Karzai lo sabe-, habida cuenta de que se niega rotundamente a una solución que pase por la retirada y el final de la ocupación del país.
Pese a que nadie se cree a estas alturas las promesas de Kabul de que atajará la corrupción -entre otras cosas porque no tiene poder para ello-, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se sumó al coro de los que desde Occidente elevan estos días el tono contra un presidente reelegido en una primera vuelta fraudulenta y tras la retirada del principal «opositor», Abdullah Abdullah.
No obstante, el propio Rasmussen advirtió de que «si dejamos caer Afganistán, volvería a convertirse en santuario para los terroristas».
Todo un dilema para una OTAN que se juega su propia supervivencia como organización en suelo afgano. Y todo un callejón de salida que el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, trató de zanjar ayer. «Todos sabemos que Karzai es un corrupto. Pero es nuestro hombre y hay que legitimarlo».
Un soldado británico murió en un ataque en el sur de Afganistán ayer, dos días después de que un soldado afgano matara a otros cinco británicos en una acción reivindicada por los talibán.
Al menos cinco personas fallecieron ayer en un bombardeo realizado por un avión estadounidense no tripulado contra una aldea de Waziristán Norte, en el noroeste de Pakistán.
La organización no gubernamental (ONG) Felix Baltistan Fundazioa alertó ayer del drama que viven las 4 millones de personas refugiadas y desplazadas en Pakistán e hizo un llamamiento a la solidaridad para lograr apoyo para los 2 millones de desplazados por el reciente conflicto en el valle de Swat.
«Como única ONG en Euskadi trabajando en Pakistán (...) creemos que es nuestro deber difundir la realidad aportando datos claros y de primera mano, y ayudar a las personas que son víctimas de causas ajenas a su voluntad», aseguraron sus portavoces, en referencia a la actual ofensiva del Ejército paquistaní contra los talibán de la región norocccidental de Pakistán, ofensiva que arrancó en el valle de Swat y que tiene estos días su continuidad en Waziristán Sur.
En esta línea, Felix Baltistan Fundazioa ha organizado para mañana sábado en Hikaateneo de Bilbo (de 6 a 8 de la tarde) una jornada de sensibilización y de colecta de fondos que contará con la participación, entre otras personas, de Karlos Zurutuza, colaborador de GARA premiado recientemente por su labor de difusión de la realidad de un pueblo, el baluche, que resiste dividido entre las fronteras de Afganistán, Irán y Pakistán.
Felix Baltistan Fundazioa tiene su origen en la relación establecida en los últimos 20 años entre alpinistas vascos y habitantes del valle de Hushé. La desgraciada muerte en 2000 de Félix Iñurrategi en el descenso del Gasaherbrum, en el Karakorum, supuso un impulso de esta iniciativa solidaria. GARA