El presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abas, anunció ayer que no intentará obtener un nuevo mandato al frente de esta institución en las elecciones previstas para el 24 de enero y mostró su frustración por el estancamiento del proceso de diálogo con Israel.

«No tengo intención de presentarme como candidato a las elecciones, no es algo negociable», señaló en un discurso televisado en directo. «He transmitido al Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y al Comité Central de al-Fatah que no deseo presentarme a las próximas elecciones (presidenciales)», afirmó. «Espero que entiendan mi postura», añadió Abbas, quien dejó claro que su decisión «no tiene propósitos tácticos ni de manipulación».

La OLP rechazó la decisión de Abbas por unanimidad y algunos medios israelíes Al-Fatah va a llevar a cabo una manifestación en Ramallah para pedirle que revoque su decisión y se presente.

Abbas, de 73 años de edad, dio a entender que ha tomado esta decisión debido al fracaso del proceso de diálogo, sobre el que dijo que «no hay ninguna señal concreta de progreso». Acusó a Israel de proseguir «su expansión en Jerusalén Este, incluso bajo la mezquita de Al-Aksa».

Afirmó que los palestinos y los israelíes, con el apoyo de la comunidad internacional, están «obligados (...) a luchar por la solución de los dos estados». «Hemos hecho grandes sacrificios, pero el Gobierno israelí está adoptando una política que arruina todos los esfuerzos por la paz», lamentó. Y no ocultó su decepción con la política de Washington en relación con el conflicto israelo-palestino, ya que aunque el presidente Barack Obama habló del cese total de la colonización, su secretaria de Estado, Hillary Clinton, expresó hace unos días su respaldo a Israel, que reclama la reanudación de las conversaciones sin condiciones previas. «Nos sorprendió su apoyo a la posición israelí», manifestó.

Abbas se dirigió también a la opinión pública israelí, a la que advirtió de que «la paz es más importante que ningún capital político o coalición de Gobierno», en alusión a la intransigencia del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, por su negativa a frenar el crecimiento de los asentamientos judíos en territorio palestino, lo que bloquea el proceso de negociación.

Abbas acusó a continuación al movimiento islamista Hamas de «rechazar cualquier intento de reconciliación» interpalestina, propuesto por Egipto. «Las disputas internas palestinas socavan el proceso de paz», afirmó, antes de considerar que «con su política, Hamas provoca que mueran decenas de palestinos y fomenta el argumento de que no cuenta con un socio en el otro lado».

Hamas rechazó las acusaciones de Abbas y señaló que su discurso es «un truco, una maniobra», porque «ha fracasado miserablemente». Atribuyó segundas intenciones a su anuncio, con la intención de presionar a Israel y EEUU y decirles que «no está satisfecho con sus comportamientos», así como de presionar a Hamas para que acepte sus términos para la reconciliación (interpalestina)».