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ELA se resiste a enterrar la memoria histórica y las ideas de los represaliados

«La memoria y las ideas no se entierran. Bizirik diraute». Bajo este lema, cerca de un millar de sindicalistas y miembros de ELA celebraron ayer un acto en Lodosa y Sartaguda para reafirmar su compromiso con los represaliados tras el golpe de estado de 1936 y exigir una reparación. En el acto fueron homenajeados familiares de fusilados en esta zona de Nafarroa y personas que han destacado por su trabajo a favor de la recuperación de la memoria histórica.

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Iñaki VIGOR

Poco después de las 10.15 de ayer, el frontón de Lodosa se llenó de sindicalistas de ELA para cumplir con la resolución a favor de la memoria histórica aprobada en el último congreso de este sindicato. Esta localidad fue elegida, según explicaron al comienzo del mismo, debido a que fue «uno de los pueblos más castigados por la sanguinaria represión franquista».

Gorka Vierge, nieto de fusilado, fue el primero en tomar la palabra para recordar que «todavía no ha sido restaurada la memoria de quienes fueron represaliados y masacrados» a raíz del golpe de estado de 1936.

Este sindicalista señaló que en Lodosa fueron «vilmente asesinados» 131 vecinos y que esta localidad es «un símbolo de aquella tragedia, pero también de lucha y resistencia frente al horror y al terror».

«¡Fueron masacrados por Dios, por España y por la puta cara!», exclamó Vierge en medio de una fuerte ovación de los sindicalistas. También recordó que «la Iglesia, la oligarquía y la prensa local legitimaron la represión franquista», y denunció que, al contrario que en Alemania o Italia, «aquí ni han pedido perdón ni han devuelto lo robado ni ha habido reparación a las víctimas».

Por ello, exigió que se cree una Comisión de la Verdad y criticó a quienes hoy en día se siguen aprovechando de la situación generada por la dictadura y «exhiben la misma chulería» que entonces.

José Ceballos, vecino de Lodosa, constató que «los fascistas, torturadores y asesinos intentaron ocultar la verdad», y a continuación se emitió un vídeo con testimonios de familiares de represaliados y de historiadores que certificaron que se trató de una «aniquilación sistemática», para concluir con una canción del grupo Barricada dedicada a aquellos sucesos.

«Sus ideas siguen vivas»

Seguidamente, el también sindicalista Mitxel Lakuntza señaló que el acto de ayer tenía tres objetivos: homenajear a los asesinados por el franquismo, exigir una reparación a las actuales instituciones y «reivindicar la memoria política de aquellos hombres y mujeres, porque el mejor homenaje es demostrar que sus ideas siguen estando vivas». La mayor ovación, con todos los sindicalistas puestos de pie, llegó cuando el propio Lakuntza presentó a varias personas que a lo largo de estos años han venido destacando en la recuperación de la memoria histórica, como Julio Sesma, vecino de Sartaguda; José Mari Esparza, en representación de Altaffaylla y Txalaparta; Txema Aranatz, de la editorial Pamiela, y Luisa Sesma, siete de cuyos familiares fueron fusilados.

Todos ellos recibieron sendos ramos de flores, y tras recordar a otras personas y asociaciones que no habían podido asistir al acto, el propio Julio Sesma, visiblemente emocionado, intervino para recordar que asesinaron a su madre cuando él sólo tenía cuatro meses de vida.

No menos impactante resultó la intervención de Luisa Sesma, quien recordó que fusilaron a su padre «por pedir tierra para poder comer», que a su abuelo lo llevaron al penal de Ezkaba y que a su familia le quitaron todo lo que tenía. Tras señalar que «estamos conviviendo con los asesinos de nuestros padres», Luisa Sesma recibió un prolongado aplauso cuando se despidió con el grito de «¡Viva la República!».

El cantautor Fermin Balentzia puso la piel de gallina a los asistentes al frontón cuando interpretó varios temas de su conocido cancionero republicano, al tiempo que pidió colaboración para la asociación Euskal Memoria, «porque sin memoria no somos nada».

El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, Txiki, cerró el multitudinario acto de este sindicato destacando que «la memoria histórica no es pasado y hay que reivindicarla como memoria política».

Tras indicar que «no tener ideología es ser como una marioneta y supone ser fácilmente manipulable por el poder», explicó que un objetivo del poder es lograr el olvido para «que no se juzguen los crímenes cometidos, que no se restaure el honor de los asesinados y se condicione el presente político para, de esa manera, hacer honor a los que ganaron la guerra».

Txiki recordó que este sindicato nació en 1911, que a raíz del levantamiento armado de 1936 muchos de sus militantes fueron asesinados y que fue «perseguido y expoliado, pero todavía no se nos ha devuelto lo que se nos usurpó».

El acto de ELA finalizó a las 11.45. A continuación estaba prevista una marcha a pie hasta el Parque de la Memoria en Sartaguda, pero debido al mal tiempo los asistentes se desplazaron en autobús.

«olvido»

Adolfo Muñoz, «Txiki», dijo que «el poder quiere lograr el olvido para que no se juzguen los crímenes cometidos y no se restaure el honor de los asesinados», y recordó que a ELA aún no se le ha devuelto lo usurpado por el franquismo.

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